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algún momento del año se encuentren cubiertos por el hielo. En
verano, por el contrario, la inexistencia de vegetación arbórea
hace que las temperaturas diurnas puedan ser bastante elevadas
y la radiación solar muy intensa. La escasez de precipitaciones
puede provocar cambios acusados en el nivel de agua.
La falta de nutrientes es otro de los factores limitantes
para la vida. El agua almacenada en estos lugares ha tenido
poco tiempo para “recoger” sustancias de la tierra y las rocas.
En las zonas húmedas ubicadas en terrenos de naturaleza silícea
esta cuestión es más acusada ya que la estructura cristalina de
las rocas las hace aún menos solubles. Durante buena parte del
invierno la existencia de una gruesa capa de hielo limita la pre-
sencia de las formas de vida que aprovechan la lámina de agua
o las partes poco profundas. En verano, los fuertes contrastes
térmicos entre el día y la noche son parcialmente amortiguados
por la lámina de agua.
La algas son uno de los vegetales más abundantes en
los humedales de montaña aportando la mayor cantidad de bio-
masa y siendo vitales para el desarrollo de la vida. Sin embar-
go, cuando existe un aporte adicional de nutrientes por ejemplo
por acúmulo de excrementos, se produce una proliferación
excesiva de algas filamentosas que origina falta de transparen-
cia, agotamiento del oxígeno y, como consecuencia, la muerte
de parte de la fauna y la flora. Otras formas vegetales frecuen-
tes son los juncos y los musgos, que llegan a conformar turbe-
ras.
Rana bermeja