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C

uatro Valles es un territorio de grandes

contrastes que favorecen la multitud de

ambientes que presenta, gracias a su

ubicación a caballo entre sistemas atlánticos, más

propios de la orla montañosa cantábrica, y otros

de carácter mediterráneo, más comunes en sus

comarcas meridionales.

La alta montaña, agreste y en apariencia

inhóspita, alberga comunidades de aves de gran

interés que encuentran en las más altas cumbres,

en los farallones rocosos y en los pedreros y

canchales, condiciones óptimas para su desarrollo

y que, en los periodos más desfavorables,

buscan refugio en zonas más bajas, al abrigo de

matorrales y frondas. Chovas, gorriones alpinos

o el inconfundible treparriscos están entre sus

representantes más aventajados.

Las orlas de matorral y pastizal que se despliegan

al abrigo de las grandes cumbres, son el hábitat

de algunas especies tan singulares como la

perdiz pardilla, cuyas poblaciones han soportado

en las últimas décadas un importante descenso

poblacional.

Bosques de influencia atlántica, abedulares,

hayedos y robledales mixtos, de una extraordinaria

riqueza y diversidad biológica, tapizan laderas

pendientes de los valles más septentrionales del

territorio de Cuatro Valles, ofreciendo algunos

de los rincones más bellos de estas comarcas,

y también algunos de los de mayor interés de

conservación.

También los pinares ofrecen recursos nada

despreciables a las aves. Aunque se trata de

pinares de repoblación, su edad, extensión

y manejo han permitido conformar algunas

manchas de pino bien naturalizadas, como las de

Camposagrado, el Rabizo, las de La Cepeda o el

pinar de Piedrafita de Babia.

Más hacia el sur, los bosques atlánticos son

sustituidos por otros más mediterráneos; poco a

poco los valles se van poblando con robledales

de melojo que, en las zonas más montañosas

aparecen solo en orientaciones meridionales,

pero que en los cursos medios de los ríos que

avenan este territorio, son la vegetación boscosa

dominante, dando paso incluso, en los enclaves

más térmicos, a encinares de cierta entidad, como

los que se desarrollan en los páramos del sur.

Estos mismos ríos ofrecen también un interesante

potencial a las aves. Algunas especies están

estrictamente ligadas al agua y resultan

relativamente fáciles de observar en los arroyos

Los paisajes

Guía de aves y recursos ornitológicos de las comarcas de Cuatro Valles

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Llanura agrícola en Sueros de Cepeda

Foto Tomero y Romillo