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claros, como el mirlo acuático o la lavandera

cascadeña. Otras alegran las riberas y los sotos

con sus cantos permanentes. Y otras pasan casi

desapercibidas entre las sebes, esos setos vivos

conformados y mantenidos por nuestros paisanos

al entrelazar las ramas de sauces, espinos,

boneteros y otros matorrales que, además de

sombra y de servir como lindero de las fincas,

se han convertido en insustituibles refugios para

multitud de pequeñas aves y mamíferos a los que,

además, ofertan una abundancia de frutos que se

mantienen disponibles buena parte del invierno.

Aunque de origen antrópico, las colas de

embalses como el de Los Barrios de Luna y otros

más pequeños, como los de Arbas, Matalavilla,

Villaseca de Laciana, Selga de Ordás, Villameca,

Villagatón o Benamarías, entre otros, ofrecen

nuevas condiciones que han sido aprovechadas

pordiversasavesacuáticas,avecesparaestancias

permanentes, como es el caso del contraembalse

de Selga de Ordás y otras, como puntos de

descanso en los grandes viajes migratorios desde

el norte de Europa a los invernaderos del sur de

la península Ibérica o de África.

Pero además, otros ambientes ligados al agua,

como algunos lagos y lagunas, resultan también

muy atractivos para las aves, que encuentran

en ellos los recursos tróficos o de refugio que

no les ofrece el entorno. Algunas lagunas de

origen glaciar conocen la presencia puntual

de ciertas aves, pero son sobre todo algunas

lagunas endorreicas, como la laguna Gallega,

las que sirven para diversificar las posibilidades

ornitológicas de Cuatro Valles.

La Cepeda, por sus particulares características,

tanto geográficas y climáticas, como por su

vocación agraria, complementa la diversidad

de ambientes de las comarcas de Cuatro Valles.

Paisajes agrarios, muchos de ellos de secano,

y vastas lomas cubiertas de brezos y otros

matorrales, hacen que esta comarca resulte de

gran singularidad para el contexto de Cuatro

Valles. Grandes extensiones de centeno ofrecen

ambientes semiesteparios, en los que es posible

encontrar algunas aves propias de estos contextos,

solo presentes en esta comarca.

Quizá se haga necesario mencionar, para

complementar la multitud de ambientes que

Cuatro Valles ofrece al turismo ornitológico, los

abruptos cantiles, hoces y desfiladeros presentes

en buena parte de sus comarcas más montañosas.

En ellos anidan especies rupícolas, difíciles de ver

en otras zonas.

Robledales atlánticos en Caboalles de Arriba

Foto Tomero y Romillo