Descripción del territorio
A
unque Omaña y La Cepeda se agrupan
en esta guía por su proximidad geográfica
y su fácil comunicación a la hora de planifi-
car una oferta conjunta de fin de semana, se trata
de dos comarcas perfectamente diferenciadas,
tanto en sus ambientes como en sus paisajes.
Omaña se estructura alrededor del valle que
perfila el río del mismo nombre. En sus cabeceras
agreste y vital, tras recibir los aportes de nume-
rosos arroyos, valle abajo el río va reposando sus
aguas tras abandonar la montaña para aden-
trarse en vegas agrarias.
Omaña ofrece al aficionado a la ornitología am-
bientes de alta montaña, con roquedos, pastizales
y matorrales subalpinos de cierta entidad donde
se esconde la cada día más escasa perdiz pardi-
lla. Pero también sus bosques de abedul, donde
todavía es posible escuchar, cada primavera, la
mazquida del faisán, el inconfundible canto ritual
del urogallo. Y por supuesto, sus magníficas alise-
das, donde no es raro ver, en sus pasos inver-
nales, al lúgano, prendido en las ramas para ac-
ceder a las semillas que esconden las pequeñas
piñas del aliso.
A su vez, La Cepeda es un territorio asentado
sobre un sustrato geológico muy antiguo, que se
manifiesta en cordeles y montañas alomadas, sin
excesiva altitud. Los ríos Tuerto y Porcos avenan el
territorio, que en sus valles más septentrionales
está dominado por un paisaje de matorrales, mu-
chas veces urces —brezos—, que tapizan las lade-
ras y dan cobijo al pechiazul, mientras que en las
zonas meridionales se asientan amplias superficies
agrarias, tanto en secano como en regadío, que
ofrecen ambientes únicos a la avifauna dentro del
contexto de Cuatro Valles. No es difícil ver entre
los campos de centeno, alondras y cogujadas,
pendientes del vuelo amenazador del aguilucho
cenizo, que dispone sus nidos entre los sembrados.
En las últimas décadas del pasado siglo XX, proli-
feraron en la comarca las repoblaciones de pino,
que ofrecen también nuevas posibilidades de há-
bitat al piquituerto y al herrerillo capuchino. Lo mis-
mo que nuevos ambientes para las aves acuáticas
son los generados tras la construcción de varios
embalses. Villameca y Villagatón son los de mayor
entidad, aunque a veces, simples balsas de riego
como la existente en Benamarías, ofrecen alimen-
to y refugio, al menos estacional, a somormujos y
garzas reales.
Abedular y valle de Montrondo
Nistoso
Embalse de Villameca, Palaciosmil
Foto Tomero y Romillo
Foto Tomero y Romillo
Foto Tomero y Romillo