6
D
e los muchos recursos que atesoran las co-
marcas de Cuatro Valles, posiblemente los
geológicos se encuentren entre los menos conoci-
dos y divulgados, aunque no por ello, entre los de
menor relevancia. Todo lo contrario.
Resulta complicado hacer llegar al gran públi-
co el patrimonio geológico. Quizá porque hasta
hace muy poco, ha sido el gran olvidado entre el
patrimonio natural, hasta el punto que no siempre,
los recursos geológicos han tenido consideración
de patrimonio.
No es hasta la promulgación de la Ley 42/2007,
de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la
Biodiversidad, que el patrimonio geológico alcan-
za todo su significado, al ser considerado como
el conjunto de recursos naturales geológicos de
valor científico, cultural y/o educativo,
(…)
que
permiten conocer, estudiar e interpretar: el ori-
gen y evolución de la Tierra; los procesos que la
han modelado; los climas y paisajes del pasado
y presente; el origen y evolución de la vida
.
Se
empieza a hablar, así, de geodiversidad como la
variedad de elementos geológicos, incluidos ro-
cas, minerales, fósiles, formas de relieve, forma-
ciones y unidades geológicas y paisajes que son el
producto y registro de la evolución de la Tierra.
Territorio eminentemente rural, las comarcas
de Cuatro Valles atesoran un notable patrimo-
nio, natural y cultural; pero albergan también una
enorme geodiversidad, menos conocida por el
gran público, que sustenta, sin embargo, sistemas
naturales de gran valor, reconocidos por varias
figuras de conservación: algunos de sus valles es-
tán integrados en la Red de Espacios Naturales de
Castilla y León; muchos de ellos forman parte de
la Red Natura 2000 de la UE; el territorio cuenta
con cinco Reservas de la Biosfera declaradas por
UNESCO. Además, la cueva de Valporquero y la
Sección del Paleozoico de Los Barrios de Luna es-
tán considerados GLOBAL GEOSITE. Enclaves que
guardan en sus rocas la historia de la cordillera
Cantábrica y en los que se suceden singularidades
geológicas, paleontológicas y mineralógicas de
relevancia internacional. Un extenso patrimonio
digno de ser conocido y conservado.
Las siete comarcas que integran Cuatro Valles
se articulan sobre algunos de los grandes ríos
leoneses: el Sil, el Luna, el Omaña, el Bernesga,
el Torío y el Tuerto; en general, se abren paso
desde la cordillera Cantábrica hacia las llanuras
y páramos del sur de León. Perfilan un espacio de
marcados contrates, determinados muchas veces
por su estructura geológica que, de forma casi im-
perceptible, es la base sobre la que se asientan el
resto de los recursos: la vegetación, las más altas
cumbres o el uso tradicional que el hombre ha
hecho de esta tierra, ha dependido, y sigue depen-
diendo, del sustrato geológico que los soporta.
La arquitectura tradicional ha empleado el tipo
de piedra local existente; la presa de Los Barrios
de Luna aprovecha los crestones cuarcíticos que
la sirven de cierre; los romanos buscaron el oro
entre los sedimentos rojos del Terciario; algunos
de sus minerales, como el cobre, ya se explota-
ban en el Neolítico; y el carbón sigue siendo el
motor económico de algunas de sus comarcas.
También el valor más destacado de Cuatro Va-
lles, sus paisajes, es indisociable de la geología:
la caliza gris que en muchas zonas los domina; el
modelado glaciar que apenas se remonta a unos
30.000 años; los vistosos colores rojizos de las zo-
nas más meridionales; la fuerza erosiva de sus ríos
y torrentes que ha excavado valles y desfiladeros;
Los fósiles son una valiosa herramienta para conocer cómo
surgió la vida en la Tierra y cómo evolucionó a lo largo de su
historia geológica.
Los minerales son, a la vez, imprescindible fuente de recursos
y testigos directos de algunos procesos geológicos.
Un territorio para descubrir su patrimonio geológico
cuatro valles