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En la zona baja del valle, en Ordás, la casa adquiere
una organización más compleja, adquiriendo gran importancia
el corral, en correspondencia con el mayor peso y posibilidades
agrarias. No es infrecuente que se abra en su tapia el portón
carretal y que se acompañe de la puerta peatonal que encontra-
mos también en Laciana. En el bloque de estas casas se dife-
rencia la zona de vivienda del bloque de pajar y cuadras, apa-
reciendo otros edificios agropecuarios auxiliares, pudiendo
acompañarse del pozo cubierto por tejadillo. También aquí se
puede reseñar la presencia de casonas solariegas emparentadas
con las soluciones más tradicionales, como los simples volú-
menes y cuidada fábrica pétrea de la de Caldas de Luna, fecha-
da en el siglo XVIII. El singular palacio rural de Benllera con
planta en forma de U, marcando dos torres los extremos y en
disposición simétrica, dominada por una gran portada en arco
almohadillado, coronada por un balcón. Las casas barrocas bla-
sonadas de Mataluengua y Santa María de Ordás. O la casona
transformada de Adrados de Ordás, fechada en 1614, que incor-
pora una ermita en su bloque edificatorio. Entre sus núcleos
destaca Vega de Caballeros, con ejemplares de teito y corredor,
y con interés menor los de Abelgas, Portilla de Luna, Mora de
Luna, Piedrasecha, Otero de las Dueñas, Benllera, Santiago de
Villas y Riocastrillo de Ordás.
La casa tradicional de Omaña
Omaña acoge la mayor densidad de casas de teito en
el territorio leonés, existiendo en gran parte de sus núcleos
algún ejemplar, aunque su estado de abandono es preocupante.
La amplia variedad de los ejemplares puede ir desde modelos
sencillos como la citada de Robledo de Omaña. La casa de la
Fuente en Manzaneda de Omaña refleja ya los tipos desarrolla-
dos que existen, de dos plantas, creando plantas en L y U que
ayudan a cerrar el corral. Destaca en ella el corredor y la esca-
lera exterior de piedra, tipología que se repite en Villarín de
Riello, Senra, Marzán, Villanueva de Omaña, Barrio de la
Puente, Vegapujín y Ponjos. El corredor puede apoyarse en pos-
tes de madera o pilastrones de piedra, a modo de pequeño pór-
tico, o disponerse a ras de la fachada.Tampoco hay que olvidar
las formas redondeadas de sus esquinas, que pueden llegar a
crear bordes completamente redondos, confirmando la conti-
nuidad de esta forma desde el vecino Bierzo. Otra variedad que
presenta y que se hará más común en la Cepeda es la creación
de un portalón cubierto, englobado en un edificio más amplio
de pajar y guarda de aperos, que da acceso al corral, separán-