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Los pies o
pegollos
son generalmente bastante toscos, en los
hórreos de paja, predominando los pétreos de forma troncocó-
nica, realizados en fábrica de mampostería, como en ejempla-
res de Robles y Sosas de Laciana. Otras soluciones son el
empleo de piezas únicas de piedra de forma tosca, como en
Torre de Babia, o de forma troncopiramidal, como en Lago de
Babia, forma, ésta última, que es la más habitual en los hórreos
de losa y teja. Ocasionalmente se emplean pegollos de madera
en estos últimos. Pueden ayudarse estos apoyos con fábrica de
mampostería, que cierren el espacio bajo su
caja
, aprovechán-
dose como cobertizo para la protección de la carreta, aperos y
leña. Ocasionalmente se pueden emplazar sobre una edificia-
ción, como el ejemplo de Orallo, o como la excepcional panera
de Villarino del Sil empleada como coronación de la vivienda.
Los accesos se organizan a través de una escalera de piedra y la
caja
está realizada en tablones verticales de madera, apoyados
en las vigas inferiores o
trabés
, sustentadas a su vez en las
mue -
las
, piedras voladas sobre la cabeza de los pies que impide la
subida de los roedores, de losas más o menos regularizadas. La
madera empleada en la viguería, pares de la cubierta y tablazón
de la misma y de la
caja
suele ser de roble. Al exterior pueden
asomarse pequeñas fresqueras a modo de cajitas voladas de
madera, y en su interior se divide el espacio con tablas para
crear los
trojes
, que albergarán los distintos tipos de grano cose-
chados.
Los hórreos se pueden dotar de corredor, aprovechan-
do el vuelo de la cubierta y ocasionalmente el de las vigas o
tra -
bes
, pudiendo llegar a tenerlo en dos o más lados, como en
ejemplares en Torrestío, Palacios del Sil y Caboalles de Arriba,
Las paneras están presentes en Lumajo, Caboalles de Arriba,
Caboalles de Abajo y Villarino del Sil, pudiendo cerrar sus
corredores más expuestos completamente con tabla, reflejando
su ubicación la clara influencia asturiana de esta arquitectura.
El hórreo suele asentarse en la propia parcela de la casa, o agru-
parse en espacios de borde de los núcleos, e incluso constituir-
se en unidades compartidas
por más de un vecino, con-
tando con dos puertas de
acceso. No hay que olvidar
que originalmente, en estos
lugares, los primeros hórre-
os tuvieron carácter comu-
nal.
Foto: Hórreo. Torrestío