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125.

el patrimonio etnográfico

costumbres y tradiciones

a cultura tradicional se entiende como un hecho del

pasado. Cuando ésta o algún aspecto de la misma pervive, la

sociedad contemporánea interpreta tal hecho como un vestigio

anacrónico, y cualquier manifestación de la misma se convier-

te, por excepcional, en un mero foco de atención o en un espec-

táculo que divierte o satisface curiosidades. Pero la tradición,

en sí misma, es una vivencia permanente y continua en la que

cambian, como todo en la vida, los hábitos, los modos, las cos-

tumbres, en función de esas otras circunstancias conocidas por

todos, es decir, las sociales, económicas, políticas, administra-

tivas, culturales..., que son, a su vez, la consecuencia inmedia-

ta de nuestra organización y nivel de desarrollo.

Todo nuestro hacer, es, en realidad, cultura o formas

de cultura, igual que ha sido la experiencia vital de nuestros

predecesores. Algunos aspectos de ella se han mantenido gra-

cias a la persistencia de unas formas de vida seculares y a la len-

titud de los cambios. Tales formas, a las que nos vamos a refe-

rir, poseen rasgos peculiares que constituyen la personalidad de

una zona, una comarca o un pueblo, y que definen los compo-

nentes de su identidad cultural. A través de ellos, se podrá reco-

nocer la razón de las costumbres y de la tradición, del pensar y

del sentir, en definitiva, la manifestación del vivir popular.

La observación y descripción de la cultura tradicional

en este amplio espacio de las comarcas que componen Cuatro

Valles, debe realizarse sin prejuicios y desde la óptica que supo-

ne la adaptación a los nuevos tiempos. Sin duda, todavía per-

manece un importante substrato tradicional que fundamenta su

vida, aunque también, por inevitable y necesario, su vivir está

sujeto a las exigencias de la contemporaneidad. Una situación

que no es producto de sucesos casuales, aunque tampoco de un

planteamiento premeditado. Es la consecuencia de un persis-

tente arraigo en las costumbres y de una esencial aceptación de

las nuevas exigencias del presente. En unos casos, se ha conse-

guido el equilibrio entre las formas del pasado y los imperati-

vos actuales; en otros, la ruptura ha sido total por insostenible.

Aún con todo, ese pasado para algunos desconocido, está sos-

teniendo la realidad del día a día a través de un cúmulo de per-

vivencias que personalizan estos recónditos lugares de la mon-

taña central y occidental de la provincia leonesa, algo que tam-

bién es aplicable al contexto general del territorio leonés.

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