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el patrimonio etnográfico
costumbres y tradiciones
a cultura tradicional se entiende como un hecho del
pasado. Cuando ésta o algún aspecto de la misma pervive, la
sociedad contemporánea interpreta tal hecho como un vestigio
anacrónico, y cualquier manifestación de la misma se convier-
te, por excepcional, en un mero foco de atención o en un espec-
táculo que divierte o satisface curiosidades. Pero la tradición,
en sí misma, es una vivencia permanente y continua en la que
cambian, como todo en la vida, los hábitos, los modos, las cos-
tumbres, en función de esas otras circunstancias conocidas por
todos, es decir, las sociales, económicas, políticas, administra-
tivas, culturales..., que son, a su vez, la consecuencia inmedia-
ta de nuestra organización y nivel de desarrollo.
Todo nuestro hacer, es, en realidad, cultura o formas
de cultura, igual que ha sido la experiencia vital de nuestros
predecesores. Algunos aspectos de ella se han mantenido gra-
cias a la persistencia de unas formas de vida seculares y a la len-
titud de los cambios. Tales formas, a las que nos vamos a refe-
rir, poseen rasgos peculiares que constituyen la personalidad de
una zona, una comarca o un pueblo, y que definen los compo-
nentes de su identidad cultural. A través de ellos, se podrá reco-
nocer la razón de las costumbres y de la tradición, del pensar y
del sentir, en definitiva, la manifestación del vivir popular.
La observación y descripción de la cultura tradicional
en este amplio espacio de las comarcas que componen Cuatro
Valles, debe realizarse sin prejuicios y desde la óptica que supo-
ne la adaptación a los nuevos tiempos. Sin duda, todavía per-
manece un importante substrato tradicional que fundamenta su
vida, aunque también, por inevitable y necesario, su vivir está
sujeto a las exigencias de la contemporaneidad. Una situación
que no es producto de sucesos casuales, aunque tampoco de un
planteamiento premeditado. Es la consecuencia de un persis-
tente arraigo en las costumbres y de una esencial aceptación de
las nuevas exigencias del presente. En unos casos, se ha conse-
guido el equilibrio entre las formas del pasado y los imperati-
vos actuales; en otros, la ruptura ha sido total por insostenible.
Aún con todo, ese pasado para algunos desconocido, está sos-
teniendo la realidad del día a día a través de un cúmulo de per-
vivencias que personalizan estos recónditos lugares de la mon-
taña central y occidental de la provincia leonesa, algo que tam-
bién es aplicable al contexto general del territorio leonés.
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