agua. Pero sobre la piedra el grupo mejor adaptado son los
líquenes que sorprenden por ser el resultado evolutivo de la
asociación simbiótica de un alga y un hongo.
La fauna también se encuentra adaptada a este particular
modo de vida. Entre los mamíferos, el rebeco es el más repre-
sentativo. Sólo abandona las altas cumbres cuando las condicio-
nes son de extrema dureza, para alimentarse en las laderas más
resguardadas. Los canchales son frecuentados por microma-
míferos como el lirón careto y el topillo nival. En el grupo de
las aves destacan el treparriscos, que habita los paredones más
escarpados, el acentor alpino, el pechiazul y el gorrión alpino, que tiene en Babia
buenas poblaciones y suele verse en bandos muy cerca de las cumbres calizas.
Además, reptiles, anfibios y numerosos invertebrados, como la mariposa Apolo,
se unen al catálogo de animales babianos con vocación montañera.
En los últimos siglos de la glaciación Würm comienza a producirse el último
gran cambio climático del planeta, al que será necesario aludir de nuevo para
explicar la vegetación actual de Babia.
Hace unos 10.000 años la temperatura de la Tierra se incrementaba lenta-
mente. La vegetación de Babia, en ese momento, era muy similar a la que hoy
podemos encontrar cerca del círculo polar ártico en países como Noruega, Suecia
o Finlandia. Extensos bosques de pinos y abedules, en los que vivían alces, osos,
bisontes y urogallos, cubrían las partes más bajas.
Dos mil años después, hace unos ocho mil, el clima se había suavizado hasta
permitir que los bosques de frondosas prosperaran y empezaran a desplazar a
las arcaicas coníferas. Estos bosques frondosos, primero de robles y más tarde
14.
Las dos Ubiñas
Pechiazul