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E

l urogallo, conocido como

faisán

en las

comarcas de Cuatro Valles, es el ave

más emblemática de las montañas

cantábricas. Posee un acusado dimor-

fismo sexual: los machos superan am-

pliamente los 4 kg de peso, más del

doble que las hembras, y su plumaje

es completamente diferente. El as-

pecto de los machos en la distancia

es el de enormes gallos negros. Sin

embargo, una observación detalla-

da permite apreciar su coloración

general gris y marrón, con el pico

amarillento, el pecho iridiscente, la

ceja de un color rojo vivo y las par-

tes inferiores blancas. Las hembras,

por su parte, tienen un plumaje vermi-

culado castaño rojizo, muy críptico.

Entre las características anatómicas más

destacadas de esta especie se encuen-

tran las patas emplumadas y los

“peines”

digitales, que son interpretadas como adapta-

ciones evolutivas a la vida sobre la nieve.

En Cuatro Valles aparece la subespecie cantábri-

ca, que presenta diferencias apenas perceptibles

con sus parientes pirenaicos.

La

mazquida

, como se conoce en Laciana a su

canto, se escucha al principio de la primavera y

consta de tres partes: castañeteo, similar al sonido

de las populares castañuelas; taponazo, pareci-

do al descorche de una botella; y seguidilla que,

según el saber popular, se asemeja al sonido de

la piedra al afilar la guadaña.

Los machos se exhiben juntos en un cantadero, al

que se acercan las hembras para elegir al que

demuestra mejor condición física. Los pollos aban-

donan el nido al nacer, aunque continuarán unos

meses más bajo el cuidado materno. En invierno

permanecen inmóviles, ocultos en acebedas o

tejedas densas, en lo que puede considerarse

una estrategia de ahorro de energía. Cualquier

molestia que les obligue a desplazarse en estos

delicados momentos puede reducir considerable-

mente sus posibilidades de supervivencia.

Los bosques mixtos, robledales y abedulares de

Omaña y Laciana albergan las mejores pobla-

ciones de “

faisanes

” de Cuatro Valles y, junto a

los parques de Redes y Picos de Europa, las me-

jores de toda la cordillera Cantábrica.

Recientemente ha sido descubierta una pequeña

población que ocupa mosaicos de roble y pino

repoblado en La Cepeda.

La conservación del urogallo exige la disminución

de la mortalidad no natural de la especie, la me-

jora de su éxito reproductor, así como el aumento

de la superficie forestal, la conectividad entre

masas forestales y la mejora en la calidad del há-

bitat. Un preciso conocimiento de la especie y su

hábitat y la mejora en la actitud hacia la especie

de todos los sectores sociales, serán determinan-

tes para su supervivencia.

Urogallo común

Tetrao urogallus

23

Tabla 8: Evolución de la población de machos de

urogallo en la cordillera Cantábrica.

1981-1982 1987-1989 1998 2003-2005

275

219

94

82

E F M A M J J A S O N D

EN REP SED

Foto TRINO