Carbonero palustre
Poecile palustris
E F M A M J J A S O N D
NE REP SED
P
osiblemente el más selectivo de los páridos
en cuanto a sus requerimientos de hábitat,
prefiere bosques maduros de haya, roble y
abedul para vivir, a altitudes que oscilan entre
los 1.000 y 1.400 m, aunque en invierno, pue-
de frecuentar áreas más favorables en bosques
mixtos y rebollares. Selecciona áreas con grandes
árboles, de tronco bien desarrollado y tocones
envejecidos o en descomposición. Esto limita su
presencia a enclaves muy vinculados a bosques
montanos cantábricos, de marcado carácter at-
lántico, por lo que en Cuatro Valles está presente
en zonas puntuales de Laciana y Alto Sil y, de for-
ma más esporádica, en los bosques de las zonas
altas de Omaña y la montaña de Los Argüellos.
Su aspecto es compacto y sus tonos discretos y
uniformes, entre los que destaca un gran capirote
negro que ocupa también la nuca y contrasta con
las mejillas blancas. Resulta difícil distinguir por sim-
ple observación a machos y hembras, que suelen
formar parejas estables. Ocupan un territorio que
defienden con intensidad y rara vez forman par-
te de bandos con otros páridos.
Para disponer el nido, que utilizan año tras año,
la hembra busca huecos o grietas en los troncos,
que forra con musgo, pelo o plumas.
Su alimentación es más variable que en otros pá-
ridos, en función de los recursos estacionales de
que disponga. Durante la primavera y el verano
captura insectos, arañas y otros pequeños inver-
tebrados, mientras que el resto del año consume
sobre todo semillas y vegetales.
Aunque no presenta problemas de conservación
destacables, la supervivencia de sus poblaciones
está muy vinculada a la conservación de los bos-
ques maduros, con árboles añosos, en especial
en aquellos enclaves de la montaña central don-
de su presencia no está consolidada.
Foto Luis Ojembarrena
Guía de aves y recursos ornitológicos de las comarcas de Cuatro Valles
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