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197.

de otras tonalidades, destacan los manteos anaranjados en la

Valduerna, los verdes en la Valdería, los encarnados en la

Montaña occidental y central, los negros en el Bierzo Bajo, Alto

Órbigo, y en muchos lugares leoneses. Los colores tienen que

ver, en ocasiones, con la edad de la mujer y con el uso de la

prenda para el trabajo o la fiesta.Complemento del manteo o de

la saya era el mandil. Queda gran variedad de mandiles y sus

adornos corresponden en cierta manera a los del manteo que

acompañan.

En algunas comarcas era costumbre colocarse sobre el

manteo la faltriquera o bolsillo. Las hay bellamente adornadas,

en pueblos de Babia hemos visto faltriqueras bordadas con ale-

gres colores, que traían de Extremadura los pastores trashu-

mantes. Y por la parte de atrás del manteo se dejaban caer, en

algunas comarcas, las cintas o colonias.

Para cubrirse o abrigarse, la

mujer colocaba sobre los hombros, a

modo de capa, el manto de paño que le

llegaba hasta media pierna y que se

encuentra por toda la Montaña. La man-

tilla o cobertura de Laciana y Babia y el

mantillón de Omaña es una espléndida

prenda a modo de capa: era un comple-

mento del traje, prenda de abrigo y de

ceremonia para actos religiosos, que

solía estrenar la mujer el día de su boda.

No es fácil encontrar rebociños, manti-

llas cortas que cubrían la cabeza y llega-

ban sólo hasta los hombros, y de los que

quedan abundantes muestras en otras

comarcas leonesas. También en las comarcas de la Tercia y de

la Mediana se conoce el manto de fino paño negro con tira de

terciopelo y ribete de cinta alrededor, y curiosamente el nombre

de rebociño ha quedado en esta zona para los mantos de paño

burdo, generalmente el pardo, que se usaban a diario, y que

recibe a veces el nombre de “el manto redondo de pardo”.

Todos recuerdan todavía en la Montaña los escarpines

de paño que se ponían con las madreñas, y las calcetas blancas

de algodón o de lana con primorosos dibujos y calados.

También los zuecos de cuero con suela de madera y las abarcas

de cuero, que se calzaban en tiempo seco y principalmente para