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195.

indumentaria y joyería

n la indumentaria tradicional de las comarcas leonesas

se destacan dos grandes áreas, que son como dos focos que irra-

dian características propias y bien determinadas: sobriedad y

sencillez en los trajes montañeses, colorido y adornos en las

prendas riberanas. Y nos estamos refiriendo principalmente a la

indumentaria festiva.

La zona norte de la provincia de León, desde Laciana

en el extremo occidental, hasta Valdeón y Riaño en el oriental,

puede considerarse un área, aunque con ciertas peculiaridades

comarcales. Tiene como rasgo común, todo este conjunto de

comarcas de Montaña, la ausencia de bordados en las prendas y

la escasez de otros tipos de adornos. La ornamentación más sig-

nificativa son los motivos de líneas horizontales con paños

sobrepuestos.

Las distintas oleadas de modas que llegaban a villas y

ciudades fueron penetrando en nuestros pueblos, con más o

menos lentitud en unos o en otros, y arrinconaron prendas de

determinadas formas, sustituyéndolas por otras más modernas.

Y lo mismo se puede decir de los adornos, tejidos, colorido y

joyas. Tanto las modas, como las edades de la vida, el medio

geográfico, las economías locales y familiares, las comunica-

ciones y los gustos, serán factores a tener en cuenta para una

correcta interpretación de la indumentaria tradicional. Aunque

siempre se nos escapará la razón de muchas cosas. ¿Por qué el

hombre maragato siguió, en general, aferrado a sus prendas

arcaicas y no las sustituyó por otras más modernas? Sin duda

sufrieron éstas, ligeras variaciones al paso de los años, pero él

no cambió su armilla por la chaqueta ni sus bragas por el pan-

talón.

indumentaria femenina

Si recorremos hoy toda la geografía leonesa, el único

tocado que encontraremos, en cualquiera de sus comarcas, será

el pañuelo: de diferentes tejidos y colores, con variadas estam-

paciones o bordados. Y es importante señalar que las mujeres

de cada comarca tenían su forma peculiar de colocarlo y atarlo.

La montera femenina está bien documentada durante el siglo

XIX en toda la Montaña, Ribera del Órbigo y tierras bañezanas.

Monteras de paño o de terciopelo que colocarían quizá sobre

tocas de lienzo.

E