7
PRODERCAL¬CUATROVALLES
arqueológicas muy relevantes, como el
ídolo de Rodicol, pero sobre todo, con
un patrimonio etnográfico digno de
ser destacado. Tradiciones ancestrales
siguen fuertemente arraigadas en sus
valles que guardan, además, la traza
de otros tiempos geológicos, cuando
los glaciares cubrieron esta tierra. Bos-
ques únicos de abedul prosperan en
sus laderas, favorecidos, en las últimas
décadas, por la disminución de la car-
ga ganadera como consecuencia de la
despoblación. Bosques que albergan
aún a la más emblemática de las aves
de estas montañas, el urogallo cantá-
brico.
Hacia el norte, se asienta
Laciana y
el Alto Sil
, comarca de singular belleza,
matizada por profundos bosques mix-
tos, especialmente hermosos durante el
otoño, cuando las hojas de los distintos
árboles que albergan tornan los verdes
estivales por ocres y rojos, amarillos y
mil tonalidades que cambian con cada
juego de luz.
Valles de profundos contrastes don-
de la más agreste naturaleza se suaviza
en las brañas, tradicionalmente mane-
jadas por el hombre para el aprovecha-
miento de los ganados. Solitarias cum-
bres que rondan los dos mil metros de
altitud encuentran su contrapunto en
las minas de carbón, antes en profun-
das galerías, ahora a cielo abierto, que
han sido el motor económico de la zona
y han garantizado el mantenimiento de
la población.
Babia
, histórico destino de ganados
trashumantes, de puertos despejados,
siempre verdes y cimas altivas que tie-
nen en Ubiña el mejor representante
de la montaña caliza. Pueblos engala-
nados con casas de piedra, señoriales y
campesinas, orgullosas de su pasado y
de su presente. Babia de Yuso y Babia
de Suso, donde los reyes de Asturias
y de León buscaban el reposo y quie-
tud que siguen encontrando hoy los
numerosos viajeros que se aventuran
en estos valles que conforman Cuatro
Valles.
Luna
, tierra de vetustas piedras
que guardan los secretos de la historia
de la cordillera Cantábrica; de relictos
bosques de sabina que hablan de otro
tiempo, de otro clima. Tierra que ateso-
ra en los romances la memoria de viejos
castillos y poderosos señoríos medie-
vales; que ofrece la hospitalidad de los
pastores trashumantes, acostumbrados
al permanente trasiego junto a los re-
baños de merinas.
El Bernesga
siempre estuvo marcado por el río y por ser
zona tradicional de comunicación con Asturias. Desde antaño
el valle conoció el paso de calzadas, como
la Carisia
, y del jaco-
beo camino de San Salvador, la ruta de peregrinación que, par-
tiendo de León, permitía a los peregrinos ir a visitar las reliquias
custodiadas en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo para
continuar luego hasta Compostela. Ermitas y hospitales ofre-
cieron tradicionalmente asilo al peregrino, teniendo en Celada,
Buen Suceso y Arbas del Puerto sus máximos exponentes.
Pasos de montaña en la Cordillera Cantábrica que brindan
espectaculares paisajes, matizados en la actualidad por las nue-
vas infraestructuras que impone el progreso.
El Torío
, señorío de caliza, hoces y angosturas, de cuevas
y simas cinceladas por el agua, que han convertido a esta co-
marca en referente turístico de la provincia de León. Pueblos
serenos, valles abiertos y sosegados modelados por el río en su
incesante devenir.
Infinidad de recursos de toda índole que cuentan en Cua-
tro Valles con multitud de propuestas para ser descubiertos y,
sobre todo, disfrutados. Una gran apuesta por parte de GAL
Cuatro Valles, que ha posibilitado que el territorio disponga de
establecimientos turísticos de alta calidad y de empresas de ac-
tividades que ofrecen posibilidades a todo tipo de usuarios, al
tiempo que ha potenciado su promoción en ferias y eventos
regionales y nacionales.
Pantano de Villameca. LA CEPEDA
Explotación aurífera de La Veguellina. LA CEPEDA
Colegiata de Arbas. EL BERNESGA
Castillo de Beñal. OMAÑA
Río Omaña. OMAÑA
El Faedo. EL BERNESGA
Hoces de Vegacervera. EL TORÍO