A la acción del karst, se superpone la acción mecánica del arroyo que a pesar
de llevar miles de años puliendo las paredes de la garganta, sigue erosionándola en la
actualidad, por lo que se considera que la formación del desfiladero es bastante reciente,
hablando en tiempo geológico.
Durante las crecidas, las aguas del arroyo acumulan una gran cantidad de
energía, transportando consigo piedras y cantos de distinto tamaño desde su cabecera.
Estos materiales golpean con fuerza
las paredes y el lecho, desgastándo-
lo y erosionándolo, de forma que la
acción erosiva tiende sobre todo a
profundizar el barranco.
A veces se forman remo-
linos que mantienen los materiales
arrastrados en pequeñas oquedades,
girando con fuerza desproporciona-
da, dando origen a pozos conocidos
como "marmitas de gigante".