Desde antiguo se han buscado en las entrañas de estas montañas los minerales
que contenían.
Ya los romanos poblaron varios castros mineros, mientras buscaban hierro, cobre
y otros metales. Pero sin duda lo que ha marcado a esta comarca, ha sido la temprana
explotación de la reserva de carbón que alberga en el subsuelo, explotación que no se ha
paralizado desde las primeras concesiones a finales del siglo XIX o principios del XX.
Aquí la minería tiene su propia historia, la historia del devenir de pueblos y
gentes en el último siglo; la historia de un futuro que ahora se vuelve más dificultoso; la
historia de un paisaje profundamente transformado por la minería.
Con la explotación del carbón llegó el tren en 1894 y en 1970 se instaló en la
Robla la central térmica lo que, junto a otras industrias, ha minimizado el despoblamiento
de estos valles.
Parte del recorrido de la ruta, transita por el antiguo camino que los mineros de
Villar del Puerto, utilizaban para bajar a las minas de Ciñera o de Santa Lucía, camino
agradable para dar un paseo, pero duro cuando las inclemencias del tiempo jugaban malas
pasadas.