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a obtención de los licores es una alquimia que nació a conse -
cuencia de la necesidad y, en el presenta caso, de un sentido gastronómico
cuya justificación obedece a razones históricas con un fin menos sibarita y
más práctico. Se trata de un hacer empírico cuyo fundamento es una destila -
ción que se heredó del saber árabe. Este misterio fue tomado por los monjes
cristianos, que le usaron para conseguir un líquido terapéutico, el
aqua
vitae
, convertida en la llamada
aqua ardens
, o lo que es lo mismo, aguar -
diente u orujo, surgida del más extremo aprovechamiento de los hollejos de
la uva, una vez pisada, y sometidos a un proceso de destilación.
Convertida a partir del s. XVI en una bebida habitual a la que se confería
propiedades médicas, la sublimación de su química realizada en el alambi -
que o en la alquitara, fue la mixtura con determinados frutos, que aromati -
zaban y daban un especial sabor, mezclados, además, con el bonancible
efecto del azúcar. Una búsqueda que vino a paliar el fuerte sabor e impure -
zas de los primeros alcoholes usados como medicina, cuya fórmula pasaría
a los aguardientes. Desde aquél entonces, las posibilidades de combinar este
líquido con las más variadas frutas, ha sido una realidad y un pequeño teso -
ro guardado en las alacenas, bebido cuando se padecían dolores de vientre,
o como remate a una buena comida. El orujo con pan será el componente de
la
parva
, primer trago matutino que el campesino se llevaba al coleto antes
de desayunar. Con el refuerzo de su ardiente paladar, despabilaba los restos
de somnolencia y combatía los fríos del alba.
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