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servación de los puentes estaba a cargo de concejos, señores o
Iglesia, que eran los encargados de cobrar dicho impuesto. Se
mantuvieron los romanos, necesariamente remozados, y se
construyeron otros de nueva planta cuando fue imprescindible.
Los hay de distintos tamaños y calidad técnica, pre-
sentando la rasante alomada, característica propia de la época.
Los más pequeños son los pontones de la localidad omañesa de
Fasgar. De mayor entidad y de claro origen romano son los dos
pequeños puentes de
Canseco
, levantados ambos con una
bóveda de cañón realizada con sillarejo. Una factura similar
tiene el situado a la entrada de Barrio de la Puente y el puente
antiguo de Rioscuro, aunque este fue modificado con la apertu-
ra de un vano lateral para que pasara el ferrocarril. Dos bóve-
das de mampostería concertada y de distinta luz tiene el puente
de Villanueva de la Tercia, mientras que el situado en la Vallina
de la Tejera presenta tres bóvedas de cañón con embocadura de
sillería y pequeños tajamares triangulares.
El puente de
Murias de Paredes
está compuesto por
tres ojos con arcos de medio punto, probablemente construido
sobre otro de origen romano, como el anterior. El más peculiar
de la época medieval es el de
Palacios del Sil
, de planta curva,
con tres bóvedas sobre el río y una cuarta en dirección distinta
para salvar el cauce de un arroyo lateral; es de probable origen
romano y presenta consolidaciones del siglo XVIII, en una
sucesión de intervenciones que le hace ser prototípico. Todos
estos puentes son bastante sencillos al ubicarse en vías secun-
darias, y han sufrido diversas intervenciones, unas más acerta-
das que otras, por lo que han llegado a nuestros días con altera-
ciones evidentes. Uno de los puentes más interesantes de la
Edad Moderna es el de
Pardavé
salvando el río Torío. Fue
construido en el siglo XVI sobre la cimentación de otro anterior
medieval, sin descartar que en su origen fuera romano; tiene
dos pilas con tajamares, de planta ojival aguas arriba y semicir-
culares los opuestos, que se aprovechan para servir de "aparta-
deros"; sobre las pilas se apoyan tres bóvedas de cañón de dis-
tintas luces y construidas con sillares. De la misma época, pero
mucho más sencillo y de factura más tosca es el de Villanueva
del
Pontedo
. Algo posterior, probablemente ya del siglo XVII,
es el de Posada de Omaña.
El gran impulso en la actividad constructora y repara-