s e interrumpía en
Brañuelas, donde los
viajeros debían tomar
una diligencia hasta
Torre del Bierzo y
salvar así el desnivel
existente con el
contiguo valle del río
Tremor.
Una curiosa histo-
ria, que bien pudiera
ser cierta, atribuye a
un pastor cepedano la
solución a este pro- blema. Cuentan que tras hablar del asunto con alguno de
los ingenieros del ferrocarril, el pastor murió en extrañas circunstancias; fue sin
embargo su idea la que por fin permitió unir Galicia con la Meseta.
El esplendor comercial de la comarca se manifestó de forma especial también
en el tradicional mercado que, desde 1930 y hasta 1970, se celebraba en lunes
alternos en Sueros de Cepeda. Ganados, mercancías, mercaderes y comerciantes,
compradores y curiosos, ocupaban la plaza que guarda en sus soportales los ecos
de trueques y conroblas.
Además, los mercados del martes en Astorga, o del jueves en Benavides,
recibían no pocos productos cepedanos entre los que sin
duda sobresalían las patatas y el carbón de brezo, muy
apreciado para las cocinas. Varias ventas, como la de
la Perdiz en Cogorderos, de la que apenas queda el
recuerdo, jalonaban los caminos por los que trase-
gaban sus mercancías los arrieros.
La bonanza económica de esos años ha quedado
también plasmada en algunas calles de Vega de
Magaz o en el barrio de la estación de Porqueros.
El paisaje agrícola del ayuntamiento de Magaz
de Cepeda es bien distinto del de Villamejil.
Representante de aquel señorío de Valdemagaz,
poco parecen haber cambiado sus campos
desde entonces.
El estrecho valle del Porcos se perfila
en un mosaico de pequeñas tierras de labor
limitadas por muretes de piedra y setos vege-
tales. En las más próximas a los pueblos se
cultivan huertas y frutales como manzanas
14.
San Isidro
Labrador
Estación de Brañuelas