A lo largo del tiempo, los vetustos materiales erosionados de los Montes de
León ocuparon los chanos, páramos y planicies elevados hasta los 1.000 m de
altitud de La Cepeda. En ellos se cultivó tradicionalmente cereal. La preparación
de la tierra, el arado, la siembra, la siega, la maja o la trilla, son actividades bien
conocidas en el campo cepedano, sobre todo en los municipios de más clara
vocación agrícola como Magaz de Cepeda y Villamejil, donde cada 15 de mayo,
se sigue festejando con fervor a San Isidro Labrador. Pero entre ambos muni-
cipios, existen también diferencias. Mientras en Magaz el centeno de secano
sigue creciendo de año en año en quiñones alternos, en Villamejil, las aguas del
Tuerto generan una productiva vega donde las patatas cepedanas crecen en suelos
profundos y frescos, para convertirse en uno de sus principales productos
locales. Junto a la paja, los cereales y el car-
bón, las patatas cepedanas se cargaban tra-
dicionalmente en las estaciones de Vega
de Magaz, Porqueros o Brañuelas con
destino a Galicia. Convertidas ahora
en apeaderos, desde finales del XIX
y hasta bien entrado el s.
XX, estas estaciones con-
templaron el trasiego de
viajeros y mercancías.
Hasta que en 1881
entró en funcionamiento
el denominado “túnel
del Lazo”, el trayecto
férreo Madr i d-Ga l i c i a
13.
Sueros de Cepeda
Molino con cubierta de paja de centeno.
San Feliz de las Lavanderas