Para explotar las
capas inferiores se
empleó el sis-
tema de las
zanjas-canal.
Esta técnica se
aplicaba sobre
zonas que tenían
una
pendiente
acentuada, utili-
zando el agua como
fuerza de arranque
y de transporte, como
ocurre en las cárcavas
naturales.
También era necesario el trabajo de los mineros para disgregar el material y apartar las
piedras más grandes de la corriente que, como en el caso anterior, también eran acumuladas en
montículos conocidos como murias.
Las zanjas-canal desembocan en un canal de lavado donde se lavaba y concentraba el oro.
Debía tratarse de largos canalones de madera con el fondo cubierto de ramas de urz (brezos),
que ayudarían a retener el oro.