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Glaciar rocoso del Muxivén. Nótese la presencia de surcos
y crestas en la superficie de la lengua de bloques de roca.
Fotografía: Javier Santos
Los circos glaciares y el glaciar rocoso del pico Muxivén
Ortofotografía del pico Muxivén. Las líneas rojas delimitan los dos
circos glaciares. Del más meridional parte un glaciar rocoso (línea
amarilla), que muestra una superficie ondulada, formada por crestas
y surcos.
Pc C O S D Ca P T J Cr Pa N Q
Estratig.
Tectónico
Paleont.
Mineralog.
Geomorfológico
Glaciar
Fluvial
Kárstico
Otros
Localidad/punto de acceso:
Lumajo
Municipio:
Villablino
Punto de observación:
Panorámica desde la
iglesia de Lumajo
Coordenadas:
Huso 29; X 723639; Y 4762641
El valle de Lumajo debió sufrir grandes cambios
bajo la acción de los glaciares que se desarrollaron en
la cordillera Cantábrica durante el Cuaternario. Desde
su cabecera hasta su confluencia con el río Sil, el valle
tiene más de 10 kilómetros de longitud que, durante
la última glaciación, estuvieron ocupados por una
gran lengua de hielo que superaba los 200 metros de
espesor. En la cabecera del valle, conocida como la Vega
de la Almuzarra, se acumulaba el hielo que alimentaba
dicha lengua. Aunque es muy frecuente que el punto
del que parte la lengua se corresponda con un “circo
glaciar”, una depresión cerrada próxima a la cumbre
de una montaña, en este caso no se aprecia ninguno,
sino un área extensa con poca pendiente. Algunos
factores como la topografía previa a la glaciación no
favorecieron la formación de un circo, sino que el hielo
ocupaba una amplia superficie, conocida como “campo
de hielo” o “ice-field”, de la que apenas sobresalían las
cumbres más altas, como el Muxivén, de 2.027 metros
de altitud.
Sin embargo, en este emblemático pico sí se for-
maron dos circos glaciares que también alimentaban al
glaciar, como si de afluentes se tratase. Las cotas más
altas de su vertiente suroriental, con vistas a Lumajo,
exhiben una gran depresión con paredes escarpadas; se
trata de uno de los dos circos glaciares, uno de los más
nítidos de todo el territorio de Cuatro Valles.
Finalizada la glaciación, pero aún bajo los efectos
del intenso frío propio de las cimas más elevadas, el cir-
co dejó de estar ocupado por el glaciar. El hielo que se
formaba en las grietas de las paredes y la gravedad fue-
ron arrancando fragmentos de roca, que se acumulaban
en el circo. Entre estos fragmentos se formaba hielo y,
poco a poco, la masa de rocas y hielo fue creciendo has-
ta que comenzó a fluir ladera abajo, dando lugar a un
“glaciar rocoso”. En la actualidad, los glaciares rocosos
de la cordillera Cantábrica están inactivos, ya que ca-
recen de hielo, pero su aspecto de lengua y la peculiar
morfología de su superficie, formada por crestas y sur-
cos, ayuda a distinguirlos de meras acumulaciones de
rocas. El glaciar rocoso del pico Muxivén, situado en el
circo glaciar e inmediatamente bajo él, muestra un buen
grado de desarrollo y varias crestas y surcos bien defi-
nidos. Es uno de los más interesantes de todo el norte
peninsular, dada su gran longitud y el buen desarrollo
de sus formas características.
Panorámica de uno de los circos glaciares del Muxivén.