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El macizo de Peña Ubiña
cuya longitud supera los 3 kilómetros y medio, lo que
da una idea de la intensidad de los procesos kársticos
que afectan al macizo.
En el modelado actual del macizo de las Ubiñas
también han intervenido diversos “procesos gravitacio-
nales”. La gravedad actúa como un factor geológico con
mucha más frecuencia de lo que puede pensar-
se. Si por una fisura cercana a la superficie pe-
netra agua y esta llega a congelarse, la roca
puede disgregarse en varios fragmentos; la
gravedad hace que se precipiten hacia zonas
con menor pendiente, donde se acumulan,
formando áreas cubiertas de bloques irregu-
lares conocidas como “canchales” o “gleras”.
A lo largo de todas las vertientes del macizo
aparecen buenos ejemplos de canchales de
considerable extensión, en los que apenas
pueden sobrevivir algunas plantas muy bien
adaptadas a estos terrenos inestables.
Aunque no son tan ilustrativas como en otros lu-
gares de Babia, en el entorno del macizo de las Ubiñas
también pueden observarse evidencias de la actividad
de los glaciares que se desarrollaron en la Cordillera
hace más de 35.000 años. Así, al sur del puerto de Ven-
tana existen varias “morrenas”, materiales arrastrados
y acumulados por el hielo, y “sedimentos fluvioglacia-
res”, es decir, sedimentos arrastrados por el agua del
deshielo de los glaciares.
Además, en las proximidades del macizo de las Ubi-
ñas existen varios ejemplos de minería histórica, como
las minas de Santa Fe, antiguas explotaciones de car-
bón pertenecientes a la cuenca carbonífera Teverga-San
Emiliano, situadas inmediatamente al sur del puerto.
También puede reconocerse una cantera de arenas de
“sílice”, empleadas en la fabricación de vidrio, ubicada
apenas a 200 metros del cruce de Torrestío.
Las laderas de Ubiña “la Grande” están cubiertas por varios canchales de grandes dimensiones
Saxifraga babiana
y
Petrocoptis glaucifolia,
dos especies
adaptadas a vivir en las minúsculas fisuras de la caliza.
Vista de las pequeñas explotaciones de carbón del puerto Ventana.
El círculo amarillo señala la entrada de la cueva de Melluque.