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también fue reducto del Paleolítico, con lo que se confirma la presen -
cia de los primeros pobladores.
Posteriormente, son numerosos los castros que ocupan distintos
cerros de su geografía, uno de los cuales, el de Los Sierros Negros,
sería luego ocupado por el castillo de Cervera, al menos desde 1103.
Perteneció el territorio a la abadía de San Isidoro, cuya delimitación
del concejo de Cervera, es de finales del siglo XVI. Dicho concejo se
mantuvo hasta 1805, pasando en 1865 a ser Ayuntamiento. En él esta -
ba incluído Matallana de Torío, cuya importancia principal se la pro -
porcionó el monasterio de Villalfeide, fundado en 916. Luego
Matallana sería enclave divisorio, pues allí se encuentra el puente de
“La Ropería”, donde se separaban los ganados trashumantes para
dirigirse unos hacia el valle del Marqués por Correcillas y otros hacia
La Mediana.
La comarca se nombra desde el s. X, de cuya época es probable la
construcción de un castillo situado en Barrio de la Tercia. En el s. XI
se edificó un hospital en Santa María de Arbás, que atendía a los pere -
grinos jacobeos que se dirigían a Santiago por el puerto de Pajares
hasta Oviedo, para luego seguir el Camino del Norte.
En el siglo XIII, en una real Cédula de Fernando III, se cita Pola de
Gordón como La Puebla. Perteneció al señorío de los Quiñones de
León, como también La Robla y su contorno.
El territorio comarcal fue concejo de realengo, y estuvo dividido
entre las diócesis de Oviedo y de León, constituyendo el arciprestazgo
de Argüello.
Los tres concejos de que se compone, es decir, el
de La Tercia, La Mediana y Valdelugueros,
se reunían para resolver sus asuntos
en la collada del Coto de Cármenes.
Tierras, en definitiva, estrechamente
ligadas a la historia del viejo Reino de
León, de gentes fuertes y sencillas,
como lo son todos los pueblos cuyas
raíces están en la montaña, y donde el
arraigo todavía pervive y se expresa a
través de la tradición, en la que se
incluye una cocina tradicional secular
y suculenta, propia del medio y de su
feracidad.