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26.

Además se hacía el

grupu

, plato hecho a base de patatas cocidas y

deshechas, con pimentón, torreznos y chorizos.

La cocina babiana según Virgilio Riesco, se compone del clásico

puchero hecho a base de berzas, lentejas o garbanzos con patatas, a

los que se añade

la ración

de carnes y embutidos. También del butie -

chu, que junto a los platos pastoriles

-caldereta, frite, fritada y chanfai-

na-

conforman un surtido cuyo recetario comparte con la comarca de

Luna.

En un espacio de transición entre el Bierzo, el Valle de Samario,

Tierras de Astorga y Maragatería, se extiende La Cepeda, que disfruta

de unos recursos alimentarios más identificados con estas comarcas

sureñas de la provincia, en las que la carne de cerdo en el cocido,

sigue siendo, como en las demás zonas, base del plato diario.

En Omaña, Valle de Samario y Tierras de Ordás, las modalidades

gastronómicas, más o menos, se comparten. Ese más o menos está

sometido a los matices, de manera que en los pueblos situados en la

ribera de los ríos Órbigo y Omaña, son habituales las sopas de trucha,

cosa que, en las localidades más serranas, no se produce. Más común

es el consumo de la carne de cerdo, que forma parte del cocido omañés

en el triscar de mediodía. Las patatas con sebo, con arvejos, habas

blancas o bacalao, así como los huevos fritos, el

rabón

o las

migas

con

leche, pan y mantequilla, eran platos de cena. Las meriendas fueron

más frugales y se resolvían con embutidos o escabeche. En los días de

fiesta las comidas se remataban con pastas y dulces, de los que el

brazo de gitano, como ocurre en Luna y Babia, era el postre más tradi -

cional.