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25.

la cocina de ayer

c

omo dice Florentino Agustín Diez en su libro

Valle de

Laciana

, la tramoya era elemental, de manera que

“en las paredes,

vasares y alacenas cuelgan o se afirman cazos y calderas de cobre,

canadas de abedul, vajillas limpias y humildes...Las despensas, los

gabiteiros, están colmados de provisión de samartinos y otros remedios

de boca dispuestos con tiempo y la abundancia que los medios permi-

ten. No hay necesidades mayores en este aspecto. El montañés es muy

previsor y conoce muy bien los riesgos del aislamiento que le amena-

zan cada invierno...”

. Y lo que no guardaba en la propia casa, lo con -

servaba en el hórreo, característico en Laciana, que formaba parte del

conjunto arquitectónico de la vivienda. En otras zonas, la panera y los

arcones, albergaban la pitanza del año.

Sobre la cocina lacianiega, Melchor R. Cosmen nos comenta en su

libro

El Pachxuezu

, que

“los platos más típicos eran: el pote, la fritada,

la chanfaina, las empanadas y los bochxus, el jamón cocido entero al

vino, la raya al ajo arriero, la tarteirada, el butiechxu, el grupo, los

turrichus, las truitas, los fisuelos y las fichuelas, las papas d´arroz, la

cuachada con arándanos, los queisos de cabras y d´afuega´l pitu o pica-

ñón, la bezcochxada, etcétera. En los días de las fiestas principales de

las aldeas, en las casas pudientes se presentaban a los comensales

menús de hasta 8 o 10 platos diferentes, postres aparte...y después en la

fiesta aún se atracaban de avellanas y rosquillas”

.