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grato para mí haber coordinado, junto con
Joaquín Alonso, un trabajo que considero completo y pro-
fundo sobre una zona en la que está incluido uno de los
valles al que están vinculadas mis raíces. Me resultó igual-
mente gratificante reunir en el empeño a un grupo de per-
sonas tan preparadas y valiosas, muchas de ellas alumnos
míos en la Universidad de León.
Se trata de una obra en la que se hace un recorri-
do minucioso por unas tierras cuya fisonomía geográfica
se muestra un tanto diversa, aunque insertas en la Montaña
Central de nuestra provincia y en el que se han utilizado
enfoques distintos: histórico, artístico, etnográfico, que
vertebran un interesante legado cultural, y contribuyen a
reconstruir el acontecer de estos pequeños núcleos a lo
largo de su historia, que se manifiesta en sus gentes, sus
casas, su paisaje y a través de los cuales conocemos sus
hábitos de vida y de trabajo, sus tradiciones, sus fiestas o
su folklore.
El territorio
y las vías de comunicación
Cuatro Valles se extiende sobre el extremo
noroccidental de la meseta superior de la Península
Ibérica, componiendo un espacio caracterizado fundamen-
talmente por su elevada altitud, ya que más de la mitad del
mismo se halla por encima de los 1.000 metros. sobre el
nivel del mar, y cerca de una cuarta parte sobrepasa los
1.200 metros.
Es, además, un territorio accidentado y complejo
desde el punto de vista físico, pues la Cordillera Cantábrica
en su vertiente leonesa labra una tupida red hidrográfica
en la que se sitúa la mayoría del espacio geográfico que
conocemos como la Montaña central y Occidental.
Esta comarca de Cuatro Valles forma en la
Cordillera una banda de composición litológica variable y
anchura mayor en sus extremos, que entra en contacto con
la meseta a través de una marcada línea de falla. En toda la
E
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