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escéptico -, sabedor de las cosas que le interesan, refractario a
lo novedoso, trato afable, muy hospitalario y bastante bien ins-
truído, tal vez por la innegable impronta que dejó en esta tierra
la benemérita institución que fundara en el siglo XIX Francisco
Fernández Blanco de Sierra Pambley y que, desde Laciana,
marcó una pauta educativa indeleble que ha perdurado hasta
nuestros días. Ello explica que en un informe de 1926 las zonas
de Babia, Laciana, Luna y Omaña fuesen con Riaño las comar-
cas de menor índice de analfabetismo en el conjunto provincial
y que León sea la segunda provincia con mayor índice cultural
de España.
La presente obra.
El proyecto, ahora materializado en el libro que pre-
sentamos, nos invita a conocer o a reflexionar sobre la historia
milenaria de Cuatro Valles a través de las huellas más signifi-
cativas que la historia, el arte, la cultura y la etnografía ha deja-
do en ella. Y así los restos arqueológicos, artísticos o etnográfi-
cos están presentes en los distintos capítulos que se plasman en
el trabajo.
Desde el punto de vista del valor material y simbólico
de las obras recogidas y comentadas el resultado es sorpren-
dentemente bueno no tanto por la cantidad y calidad de los teso-
ros artísticos reunidos y estudiados cuanto por lo que tienen de
ejemplo de las diferentes épocas de nuestra Historia.
El panorama del legado recibido, que estamos obliga-
dos ética y moralmente a conservar, se inicia por los lejanos
tiempos prehistóricos y romanos en los que el patrimonio
arqueológico representado emblemáticamente por el habitat en
cuevas y en castros constituye un filón interesante para reme-
morar el modo de vida de aquellos primitivos pobladores leo-
neses, y a ellos hemos dedicado el primer capítulo, realizado
por el Dr. Enrique González Alonso.
Los castillos, fortalezas y torres que se asientan sobre
lugares estratégicos de la comarca evocan el paso de los años
medievales en el que nuestra tradicional civilización, eminente-
mente rural, se forjó y del que datan también la mayoría de los
paisajes, tipos de cultivos y usos agrarios tradicionales así
como el escasísimo mapa urbano. Es el tiempo también en que
se construyó, como manifiesta su autora, la Dra. Margarita
Torres, un sistema social con sus valores propios que perdura-
ron hasta el siglo XIX y, en algunos aspectos, hasta nuestros