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vial, integrada por los ríos Sil, Omaña, Luna, Bernesga, Torío y
Tuerto, separados todos ellos por elevados interfluvios de
anchura variable, especialmente importante entre los ríos Luna-
Bernesga. La presencia de estos cauces permite la aparición de
vegas relativamente amplias, como las que forma el río Luna en
Babia, o la del Órbigo en Tapia y Ordás o la vega media del
Bernesga-Torío, con áreas propicias para la agricultura de rega-
dío y el forraje y, sobre
todo, para el desarrollo de
la ganadería dada la exis-
tencia de amplias praderas
y pastos de altura; los
famosos puertos pirenai-
cos que dan cobijo a una
población que desde los
tiempos medievales se
dedicó mayoritariamente a
la trashumancia y al pasto-
reo. El ganado vacuno,
caballar y ovino prevale-
cen en toda la región desde
los más lejanos tiempos
hasta nuestros días y, aun-
que se han mantenido con
gran pujanza, hoy empie-
zan a decaer de forma alar-
mante.
También los bos-
ques de hayedos, robleda-
les, enebros, sabinas, urces, tojos y retamas a los que cabe aña-
dir pinos, abedules, chopos y fresnos configuran un ecosistema
o paisaje natural propicio tanto para una fauna de mamíferos
tan emblemáticos como osos, rebecos, corzos, zorros, lobos y
jabalíes como especialmente idónea para el urogallo, la perdiz
bien parda o rubia, la codorniz o distintas aves rapaces que
encuentran en el territorio un espacio adecuado para vivir.
Este espacio, pese a las difíciles condiciones geográfi-
cas, contaba desde antiguo con una red viaria relativamente
desarrollada, que se debía fundamentalmente a su tradicional
papel como elemento articulador de la meseta con el norte y
noroeste hispánico desde época prehistórica y, especialmente,
desde los tiempos romanos. El eje principal del sistema de
Foto: Robledal. Monte de Los Frailes