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90.

casas blasonadas

En las tierras de Cuatro Valles se encuentran intere-

santes vestigios arquitectónicos que las nobles familias hidal-

gas, originarias de aquí o establecidas en estos lugares, fueron

construyendo en sus solares para disponer su residencia y con

el fin de que actuaran como símbolos del poder y rango de sus

apellidos.

La casi totalidad de los edificios de este tipo que han

llegado a nuestros días se construyeron en la Edad Moderna,

aunque su origen pudiera ser más remoto y los linajes tuvieran

los solares desde el medievo. Los más antiguos se levantaron en

el siglo XVI y los más recientes a finales del siglo XVIII. El

paso del tiempo, a veces unido a la desidia, ha ido deteriorando

las construcciones e incluso degradando sus funciones.

Ejemplos sangrantes son la casa torreada de los Flórez en Vega

de los Viejos y la casona del conde de Nava en Caldas de Luna,

importantes edificios blasonados hoy en ruina inminente. En

otros casos la voluntariosa actitud de sus moradores ha permi-

tido que llegaran a nuestros días en buen estado. El prototipo

de casa solariega en esta zona es un edificio de planta cuadrada

o rectangular, de alzado simple y volúmenes cúbicos. En su

interior hay un patio con corredor al que se abren las distintas

dependencias. La zona noble se reduce al cuerpo de la fachada

principal, estando el resto construido con menor cuidado. Junto

a las estancias propias de vivienda se establecían otras de carác-

ter económico, como establo, palomar, horno, silo, almacén,

etc. Los más pudientes llegaban a hacer una capilla adosada al

edificio capital, que se utilizaba como panteón para enterrar,

acorde con sus pretensiones de grandeza, a los ilustres familia-

res fallecidos.

La fachada principal la conforma por lo general un

rectángulo apaisado de dos alturas, que pueden ir marcadas por

una cornisa o no. Tiene una disposición regular, con una orde-

nación horizontal de los elementos que la componen: vanos,

balcones y escudos. Presentan gran sentido de la planitud, evi-

tando la utilización de molduras pronunciadas o de cualquier

otro elemento que pudiera dar un juego de animación a los

muros. También son muy opacas, ya que en ningún caso tienen

pórticos a la entrada o galerías de arcos en los pisos superiores.

En el centro del lienzo se dispone la portada ejerciendo de eje

de simetría ordenador. Suele constar de una puerta lo suficien-

temente amplia para que entren las caballerías y los carros hacia