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87.

la nave; se compone de cuatro cuerpos y un pronunciado tejado

rematado con chapitel que alcanza una notable altura. La base

se abre mediante tres vanos con arco de medio punto para ser-

vir de pórtico a la entrada del templo; los dos cuerpos siguien-

tes son cerrados, mientras que en el último se dispone el cam-

panario con un vano en cada frente.

En el testero del camarín hay una pequeña capilla

cobijada por una corta bóveda, que llamaban popularmente

panera. Permite ver desde el exterior el camarín, y en la venta-

na enrejada se dispuso una hucha para que los devotos deposi-

taran las monedas.

En la línea divisoria de las comarcas de Babia y

Laciana, se encuentra el

Santuario de Nuestra Señora

de Carrasconte.

Frente a la portada norte del Santuario está

la

piedra furada,

que sirve de hito fronterizo. Esta piedra se

considera también como un célebre megalito, posible objeto de

culto como símbolo de la Gran Madre o de la Diosa Tierra. En

cualquier caso resulta que el lugar era considerado sagrado y

centro de culto desde antiguo. La documentación más remota

del santuario data de 1578, aunque parece que en el siglo XIV

se levantó una primera ermita a raíz de la milagrosa aparición

de la imagen de la Virgen. A lo largo del tiempo se documentan

varias reformas hasta que en el siglo XVIII, gracias a las nume-

rosas limosnas de los fieles, se demolió el antiguo templo para

erigir otro más amplio y suntuoso, que es el que ha llegado a

nuestros días. Según los datos recogidos por Francisco Mayán

Fernández la nueva edificación se extendería desde 1747 en

que se hacen los primeros preparativos, hasta 1781 en que el

maestro Manuel González Carriles termina la espadaña; no obs-

tante, en el siglo XIX todavía se hicieron reformas de interés.

El templo está construido con aparejo de mampostería,

utilizando los sillares de buena piedra labrada para la fachada,

reforzar las esquinas y para hacer los elementos sustentantes del

interior. Es de una sola nave, con planta en forma de cruz lati-

na. En el interior destaca la amplitud del crucero, en cuyo cen-

tro se alza una media naranja ciega de proporciones considera-

bles para las dimensiones del templo; no está trasdosada al

exterior y se decoró en época reciente con pinturas murales de

tema mariano. Se apoya sobre pechinas entre cuatro arcos tora-

les, hechos con sillares de piedra, al igual que los pilares que los

soportan. Los brazos del crucero presentan bóvedas de arista,