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ampliaciones, según dice la cartela al exterior de la capilla
meridional:
SIENDO OBISPO DESTA DIOCESIS EL EXCMO
YLMO SR DN GREGORIO CERUELO Y ADMR
CAPN DN BENDO LAYZ CURA DE IOMRA SE
AGREGN ESTS OBRAS. AÑO DE 1834.
Por último, en 1908 se modificó la espadaña, haciendo de
nuevo los dos cuerpos superiores, que al ser de ladrillo desen-
tona con el conjunto. En el santuario, construido en sillarejo y
mampostearía con refuerzo de sillares en las esquinas, se pue-
den apreciar las distintas fases constructivas. La antigua iglesia
se hizo con planta de cruz latina. La nave, cubierta con bóveda
de cañón de tres tramos, se refuerza al exterior con un par de
contrafuertes en cada lateral, que se corresponden con los arcos
fajones del interior. El centro del crucero culmina en una media
naranja ciega sobre pechinas, no trasdosada al exterior. La capi-
lla mayor, cuadrada, se cubre con bóveda de aristas. En la refor-
ma del siglo XIX se añadieron nuevos espacios al templo. Así,
adosadas al antiguo testero, se dispusieron unas estancias que
hacen de camarín y confieren una forma poligonal a la cabece-
ra. También se levantaron dos capillas en los laterales de la
capilla mayor, en línea con los brazos del crucero al que se
abren, que ordenan la circulación del camarín.
A la iglesia se le añadió un pórtico delante de cada
entrada. El del costado meridional se hizo acoplándole al brazo
del crucero y llegando hasta el extremo de los pies; tiene tres
tramos con arcos de medio punto sobre gruesos pilares,
cubriéndose con las correspondientes bóvedas de crucería. El
otro, a poniente, se alza sobre los mismos tipos de soportes, y,
como aquel, esta construido con sillares de piedra caliza, aun-
que en este caso sólo tiene un cuerpo y una única bóveda de
crucería. La portada que cobija es muy sencilla y desproporcio-
nada, con unas gruesas jambas de piedra pensadas para un arco
mayor del que soportan. A su lado se abre un vano que permite
la visión de la imagen del retablo, para el peregrino que llega
con el templo cerrado.
En el interior, sobre las paredes revocadas, resaltan los
arcos, pilares y pilastras, construidos con sillares de piedra,
severos y sin ninguna concesión a lo decorativo como se empe-
zaba a imponer en la arquitectura de finales del siglo XVIII que
anuncia el neoclasicismo. Una reja, de 1854, resguarda la zona
más sagrada donde se halla la imagen titular.