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76.

piedra. Se utiliza aparejo de mampostería en la mayoría de los

casos, que luego se revocaba para uniformar los muros. Los

sillares se reservan para lugares que necesitan un mayor refuer-

zo, como los vanos y las esquinas, o para hacer elementos

arquitectónicos más nobles como pilastras, pilares y arcos. Sólo

algunos edificios de mayor categoría se construyeron en su

totalidad con sillares, como la iglesia de Arbas.

En cuanto a la tipología, lo más habitual es la planta

longitudinal, de una sola nave, con el presbiterio destacado. La

adopción de esta fórmula se debe a su fácil resolución cons-

tructiva, que no comporta complicaciones estructurales, y a

cuestiones litúrgicas, como la mejor visión para los fieles del

altar donde tienen lugar los oficios religiosos. Son excepciona-

les las iglesias de tres naves, siendo la parroquia de San Miguel

de Laciana un buen ejemplo de ello. La capilla mayor, casi

siempre resaltada por un arco triunfal, se adorna con un retablo

lo más rico posible para cobijar las imágenes de veneración del

pueblo, a lo que la época del barroco contribuyó en gran medi-

da. No obstante, muchos retablos desaparecieron por efecto del

tiempo y de las guerras.

Las cubiertas son muy variadas, dependiendo de la

época de construcción y de la categoría de la edificación. En las

iglesias de planta de cruz latina el centro del crucero se cubre

con una media naranja o bóveda semiesférica sin trasdosar, es

decir, sin que el perfil esférico se perciba desde fuera, perma-

neciendo encerradas bajo un tejado piramidal. No suelen ir

decoradas, pero las hay que conservan todavía las yeserías típi-

cas del barroco. Se conservan pocos restos de pinturas murales

y están en estado de conservación precario, como en Villalfeide

o Robles de Laciana.

Los exteriores están compuestos a base de formas

cúbicas de perfiles muy netos, yuxtaponiéndose los diferentes

volúmenes que conforman el edificio. Son de carácter rural y la

ausencia de ornamentación les otorga un aspecto sobrio. Un

elemento común es el campanario, tan necesario para comuni-

car a los vecinos, con el exclusivo lenguaje de las campanas, los

eventos de interés colectivo. Puede estar constituido por torre

o espadaña. En ambos casos se sitúan a los pies de la iglesia,

cumpliendo además una importante misión constructiva, sir-

viendo de contrarresto al empuje de la nave; si es espadaña por-

que se eleva sobre un grueso muro, si es torre porque su volu-