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77.

men ejerce de verdadero contrafuerte. Las espadañas admiten

una gran variedad, desde las más simples y pequeñas, hasta las

organizadas con varios cuerpos y múltiples arcos para albergar

las campanas, hechas con sentido monumental y adornadas con

pilastras, bolas y formas piramidales. Todas construidas con

gran firmeza, pues no sólo han de soportar las pesadas campa-

nas y su volteo, sino también aguantar la fuerza del viento. En

los períodos clasicistas se diseñan con formas geométricas

netas de triángulos y rectángulos; en el barroco los perfiles se

adornan con volutas o aletones curvos que animan el ritmo

decreciente hacia la cúspide.

Las torres, menos habituales, son de planta cuadrada,

de varios cuerpos y rematadas por un tejado piramidal, aunque

en ocasiones pueden tener chapiteles de gran altura, como en la

Garandilla, o cúpulas de piedra como en Villasecino. Son de

aspecto macizo ya que sólo tienen vanos amplios en el piso

superior donde se hallan las campanas, mientras que los otros

son prácticamente ciegos. Unas son modestas, como la de Sosas

de Laciana, pero otras adquieren un considerable tamaño, como

la de Camposagrado.También es normal la disposición de un

pórtico lateral, bastante cerrado para soportar mejor las duras

inclemencias del tiempo. Su función es múltiple: antesala, res-

guardo, acogida y reunión; todas de sumo interés para la comu-

nidad, tanto en su aspecto civil como religioso.

Los santuarios, dedicados en su mayoría a la Virgen,

suelen tener como elemento común el

camarín

. Esta estructura,

propia del barroco español, es una estancia situada detrás de la

capilla mayor, abierta al templo a través del nicho central del

retablo, el cual se encuentra perforado al efecto. La luz es un

elemento asociado al transparente del camarín, buscando una

fuerte iluminación a contraluz de la imagen titular, que de esta

forma aparece desde la iglesia envuelta en un halo luminoso de

carácter mistérico (en la actualidad no se entiende esta función

y por desgracia los transparentes están cegados). La principal

función de los camarines es albergar la imagen titular de la

advocación y permitir el acceso de los fieles para venerarla,

razón por lo que es una pieza con mayor riqueza decorativa que

el resto del templo. Todo esto hay que ponerlo en relación con

los preceptos de la Contrarreforma que preconizaban el valor de

la imagen religiosa. Su acceso se hace desde el interior del tem-

plo mediante dos puertas situadas bajo el retablo, para permitir

una mejor circulación de los devotos. En los camarines también