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men ejerce de verdadero contrafuerte. Las espadañas admiten
una gran variedad, desde las más simples y pequeñas, hasta las
organizadas con varios cuerpos y múltiples arcos para albergar
las campanas, hechas con sentido monumental y adornadas con
pilastras, bolas y formas piramidales. Todas construidas con
gran firmeza, pues no sólo han de soportar las pesadas campa-
nas y su volteo, sino también aguantar la fuerza del viento. En
los períodos clasicistas se diseñan con formas geométricas
netas de triángulos y rectángulos; en el barroco los perfiles se
adornan con volutas o aletones curvos que animan el ritmo
decreciente hacia la cúspide.
Las torres, menos habituales, son de planta cuadrada,
de varios cuerpos y rematadas por un tejado piramidal, aunque
en ocasiones pueden tener chapiteles de gran altura, como en la
Garandilla, o cúpulas de piedra como en Villasecino. Son de
aspecto macizo ya que sólo tienen vanos amplios en el piso
superior donde se hallan las campanas, mientras que los otros
son prácticamente ciegos. Unas son modestas, como la de Sosas
de Laciana, pero otras adquieren un considerable tamaño, como
la de Camposagrado.También es normal la disposición de un
pórtico lateral, bastante cerrado para soportar mejor las duras
inclemencias del tiempo. Su función es múltiple: antesala, res-
guardo, acogida y reunión; todas de sumo interés para la comu-
nidad, tanto en su aspecto civil como religioso.
Los santuarios, dedicados en su mayoría a la Virgen,
suelen tener como elemento común el
camarín
. Esta estructura,
propia del barroco español, es una estancia situada detrás de la
capilla mayor, abierta al templo a través del nicho central del
retablo, el cual se encuentra perforado al efecto. La luz es un
elemento asociado al transparente del camarín, buscando una
fuerte iluminación a contraluz de la imagen titular, que de esta
forma aparece desde la iglesia envuelta en un halo luminoso de
carácter mistérico (en la actualidad no se entiende esta función
y por desgracia los transparentes están cegados). La principal
función de los camarines es albergar la imagen titular de la
advocación y permitir el acceso de los fieles para venerarla,
razón por lo que es una pieza con mayor riqueza decorativa que
el resto del templo. Todo esto hay que ponerlo en relación con
los preceptos de la Contrarreforma que preconizaban el valor de
la imagen religiosa. Su acceso se hace desde el interior del tem-
plo mediante dos puertas situadas bajo el retablo, para permitir
una mejor circulación de los devotos. En los camarines también