

Al abrigo de las cumbres más altas
se asientan pendientes laderas cubier-
tas de urces, arándanos, carqueixas y
piornos, matorrales muy apreciados
por las perdices. Estos valles de la
cuenca alta del Sil albergan las dos
especies de perdices ibéricas: la perdiz
pardilla, más escasa, suele encontrarse
en altitudes superiores a los 1.100 me-
tros, asociada siempre a estas bandas
de matorral subalpino; mientras que
la perdiz roja prefiere zonas de me-
nor altitud y la proximidad de pastos
y cultivos, donde encuentra abundante
alimento y refugio, aunque ocupa tam-
bién los fondos de valle.
el río sil
Muy ilustrativo resulta el antiguo
nombre que tuvieron buena parte de
estas tierras, Ribas de Sil...
El Sil nace en la vertiente sur de
Peña Orniz, a más de dos mil metros
de altitud, en el vecino valle de Babia.
En apenas unos kilómetros, salva más
de 1.000 m de desnivel para articular la red hidrográfica de toda la comarca.
El fuerte poder erosivo del río en sus primeros tramos se ve incrementado por
el gran desnivel que salva en su discurrir hacia El Bierzo. La enorme energía de
sus aguas ha labrado entalladuras y desfiladeros, algunos tan conocidos como el
que se puede contemplar desde el Puente de las Palomas, con una caída de más
de 80 metros. Este punto sirve de frontera física entre Babia y Laciana, aunque
la frontera jurídica la establece la Piedra Furada, un megalito prehistórico que
ya sirvió para este fin a Alfonso X el Sabio cuando, en 1270, otorgó a Laciana su
Carta Puebla.
“...como comienzo por la Caracal de los Baos, e donde la piedra forçada de
Carrascón, e por la sierra Torona de Goda que parte con Babia...”
En la actualidad, junto a la pared de la ermita de Carrasconte, sigue marcando
esa ancestral delimitación.
12.
Puente de las Palomas