Background Image
Previous Page  11 / 84 Next Page
Basic version Information
Show Menu
Previous Page 11 / 84 Next Page
Page Background

tran cobijo algunas singularidades faunísticas, como la cada vez más rara perdiz

pardilla o la poco conocida liebre de piornal, dos especies asociadas a la montaña

cantábrica que mantienen en estas pandas abiertas poblaciones destacadas. Las

gencianas, que aún crecen en los puertos, fueron tradicionalmente aprovechadas

por las gentes de estos valles, que aliviaban con ella trastornos gástricos, vómitos

o mitigaban la falta de apetito.

El lobo tiene en estos terrenos despejados mag-

níficos oteaderos desde los que adentrarse en

el valle si su afinado olfato le desvela la

presencia de algún corzo o jabalí, sus

presas favoritas. Antaño, a pesar de

los mastines, acosaba a los rebaños

de merinas, y ahora que la carga

ganadera ha disminuido considera-

blemente, no deja pasar la ocasión

de hacerse con algún potro recién

parido o con una rolliza ternera

en los puertos.

El terreno fragoso y una

dura climatología no han

impedido que el valle se

poblara desde antiguo. No

son pocas las evidencias

humanas que se remontan a

la Edad del Bronce; el ídolo

de Rodicol, encontrado en el

paraje donde ahora se ubica

la ermita de Nuestra Señora

de La Seita, datado entre 1800 y

1200 a. de C., habla de ritos ances-

trales posiblemente vinculados con la fertilidad. Son comunes en todo el valle

del Omaña las evidencias de castros, algunos prerromanos y en su mayoría ya

romanizados. Fueron los romanos pertinaces buscadores de minerales en todo el

noroeste peninsular, y fueron los astures uno de los pueblos indígenas que más

padeció este interés. Han llegado hasta nosotros numerosas evidencias de minería

romana en toda la cuenca del Omaña y, hay quien cuenta, que el apelativo de

“Valle Gordo” como es conocido en la comarca el valle de Fasgar, podría deber su

nombre a su abundancia en metales, incluido el oro. Pero sin suda es el yacimiento

de Las Omañas, situado en el tramo inferior del río, el que mejor refleja la intensa

actividad minera desplegada por los romanos en estos valles.

Puentes y calzadas imperiales ratifican el precepto de “territorio ordenado,

territorio dominado”; entre ellos, los puentes de Fasgar son posiblemente algunos

11.

Ídolo de

Rodicol