Los bosques de abedul
Protegidos en los valles, Omaña custodia algunos
de los abedulares más destacados de Iberia. Los
de Montrondo, Fasgarón o Murias de Paredes
son sólo algunos ejemplos. Se trata de bosques
dominados por el abedul, una especie caduci-
folia que sólo en enclaves como los citados,
constituye auténticas formaciones boscosas
bien estructuradas.
Propio de latitudes más septentrionales, el abedul es un colonizador nato que
tuvo su máximo poblacional en los periodos interglaciares que siguieron a las
últimas glaciaciones. Resistente al frío, muestra una fuerte querencia por sustra-
tos ácidos, encontrando en estos valles condiciones idóneas para su desarrollo y
proliferación. En la cabecera del Omaña, los abedulares muestran una marcada
tendencia por laderas norte, que, aunque más expuestas, ofrecen a lo largo de todo
el año, los niveles de humedad edáfica requeridos por la especie.
El abedul se hace inconfundible por su corteza clara, de tono gris ceniciento
característico. De su parte interna, muy fina y traslúcida, se extraían pergaminos
que en la antigüedad se empleaban para escribir, a los que los romanos daban el
nombre de “librum”.
Sin duda, los abedulares resultan especialmente atractivos durante el otoño,
cuando en los bosques caducifolios empieza a
tornear la hoja
, y mil matices
14.
Abedular. Valle de Fasgar.