Pandorado, punto de encuentro
Pandorado es, sin duda, punto de encuentro de todo Omaña. Al pie de la
cañada de merinas se yergue la ermita que, hasta mediados del siglo XX, marcó
la división entre las diócesis de Oviedo y Astorga. Custodia la imagen de Nuestra
Señora, con un Niño en el regazo que, según cuenta la tradición, fue encontrada
por un pastor de La Omañuela que la recogió y la llevó a su iglesia. Pero la imagen
retornó en sucesivas ocasiones al punto donde el pastor la encontró, por lo que se
levantó allí una ermita.
Otra leyenda, que hace alusión al topónimo Pandorado, cuenta que hace
muchos años, la sequía había impedido que los panes brotaran en los campos
y, siendo ya el mes de abril, los vecinos de los ocho pueblos del concejo de La
Lomba, desesperados, rogaron a la Virgen que les librara del hambre que se ave-
cinaba. A cambio, hicieron promesa de acudir cada año a la ermita en procesión. A
los pocos días comenzó a llover, los campos germinaron y las espigas se doraron.
Desde entonces, y hasta finales del s. XIX, una persona de cada casa de La Lomba
asistía al oficio en honor de la Virgen. Ahora, cada 15 de agosto, se celebra una
multitudinaria romería que congrega a vecinos de todo el valle de Omaña. Cada
pueblo acude con sus pendones y acompañan a la Virgen hasta Campodiós para
luego regresar a la ermita para el reparto del pan. No faltan bailes, comida cam-
pestre y una buena partida de bolo leonés.
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Pendones en la romería de Pandorado