molía en el
turno estable-
cido, derecho
que, incluso
hoy que ya
no se muele,
es celosa-
mente guar-
dado por los
más mayores,
que conocie-
ron de pri-
mera mano la
dicha de una
buena cose-
cha. Con la
paja se preparaban las cubiertas de
las casas que, hasta hace algunos
años, ataviaban aún los pueblos
omañeses y que ahora pueden des-
cubrirse bajo las planchas de ura-
lita de algunos corrales y portaladas.
Terreno inmejorable para este cultivo eran
los soleados valles de Villadepán, Sosas del Cumbral,
Cornombre, Salce, Curueña, La Urz o Villayuste, repartidos entre los actuales
municipios de Riello y Soto y Amío.
Por contra, las umbrías, los
abesedos
como se conocen en muchos luga-
res, podrían deber su nombre al descriptivo topónimo “ceo” o “seo”, lugar por
donde el sol pasa
rápido. Esta con-
dición, además
de las pendientes
y la acidez del
suelo, facilita el
asentamiento de
bosques, predo-
mi n a n t eme n t e
de roble melojo,
una de las forma-
ciones forestales
más común en
este tramo del
21.
Robledal de El Castillo
Leñero
Lomas…