posible de negrillo (olmo), con una horquilla en medio donde, con varas de palera
(sauce), se trenzaba el asiento para el pie. Las varas debían cortarse en invierno,
cuando
la savia está baja
, para que pudieran trabajarse mejor y no se partieran al
doblarlas. Ahora las zancas ofrecen entretenimiento y diversión a nuevas gentes
que deambulan por estos valles ajenas, en muchos casos, a un pasado reciente que
dormita en la memoria de los omañeses más añosos.
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