o en La Utrera. Uno de estos afloramientos cuarcíticos, La Piñona, marca el fin
de Omaña y el principio de La Ribera, y con ello anuncia el cercano término del
territorio de Cuatro Valles.
También en este tramo se conservan las evidencias de un pasado fortifica-
do. Buen ejemplo de ello son el castillo de Trascastro y el de San Martín de la
Falamosa o castillo de Aguilar, que cuenta con un recinto amurallado exterior de
planta ovalada construido en mampostería de mortero y rodeado por dos fosos
excavados en la roca. Al sureste se intuyen restos de lo que podría haber sido una
puerta flanqueada por un torreón rectangular. Se sabe que el castillo de Aguilar
estaba a cargo de un tenente, que ejercía su dominio sobre toda la comarca en
nombre del rey. Como otras muchas posesiones y villas de Omaña, Luna y el
Órbigo, en el s. XIV, Pedro I lo entrega a Juan Alfonso de Benavides; más tarde,
Enrique II dona a los Bazán los bienes de los Benavides, en agradecimiento
por su apoyo durante las guerras de sucesión de Alfonso XI y, por matrimonio,
pasarán al gran señorío de los Quiñones, quienes debieron acometer su reforma
y fortificación.
26.
Explotación en peines entre
Villaviciosa de la Ribera y Las Omañas