Encaramados en laderas soleadas y bien protegidos, los castros eran pobla-
dos fortificados ocupados por los pobladores prerromanos de estas montañas, los
paesicos. Uno de estos castros se ubica en el “Teso la Zamora”. Sólo prospectado,
en él se han encontrado algunas monedas y trozos de cerámica que corresponden a la
época de la romanización.
Poco se sabe de la vida
en él, pero la memoria popular
ha recogido la tradición de
que el castro contaba con un
túnel que llegaba hasta el río,
por lo que podían soportar
un asedio prolongado. Por
Plinio sabemos de este pue-
blo que “…teniendo escasez de
cereales, secan las bellotas,
las mondan y amasan harina en forma de pan. Tostado entre cenizas es
más dulce…”. Los paesicos eran ganaderos, que se desplazaban con sus ganados
siguiendo el ritmo de las estaciones.