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1. Los ramos
El origen de la costumbre
de los
ramos
, incierto por
otra parte, se vincula con
antiguos cultos relacionados
con la naturaleza en general y con
la vegetación en particular. El espíritu
de la naturaleza se encarna, pues, en
la tradición de los
ramos
, que son una
expresión más de lo que en un término más
amplio se denominan
enramadas
. Por otra
parte, aun siendo de carácter profano y estar
vinculados al equinoccio de primavera, en algunos
casos estos
ramos
no solo se hacen en otras épocas del año, sino que
se integran en ceremonias o acontecimientos religiosos tales como la
Navidad, celebración de
misacantanos
y procesiones litúrgicas, patronales
y devocionales de tipo local. En cualquier caso, han de entenderse
como ofrendas populares que, según el momento y el motivo varían
de significado, ya que pueden ser propiciatorias, de respeto, homenaje,
agradecimiento o simplemente de significación. Su práctica, cuando
menos, se extendía por el viejo Reino de León.
La forma material más primitiva de componer un
ramo
era la
compuesta por ramas, la mayoría de las veces de hoja perenne.
Con el paso del tiempo se adornaron con lanillas de colores, flores,
cintas de papel e, incluso, se añadían caramelos, roscas o frutos.
El
ramo navideño
, que es el más conocido, evolucionó del
constituido por ramas naturales al de armazón de madera, posiblemente a través del uso
de los tenebrarios. Esto dio lugar a distintas formas de soporte: triangular -que es el más
habitual-, triangular invertido, triangular doble, romboidal, de “cola de pavo”, de
rastru
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circular son los más tradicionales, este último propio de Omaña. Suelen
tener un fuste y un pie torneados y pintados de distintos colores, como
el resto del armazón. Se
visten
lujosamente con velas,
colonias, cintas, puntillas, flores de papel, ramaje
y papeles de colores. En los triangulares y
en los de
rastru
era frecuente que fuesen
doce el número de velas, en alusión a
los doce meses del año.
Los
ramos
patronales
se
ofrendaban el día de la fiesta del santo
patrón o patrona o de las advocaciones locales.
Formaban parte de la procesión para después ser, por lo
general, subastados, una vez plantado el
ramu
al finalizar la
misa y la procesión, cometido que a veces recaía en el sacristán.
Formigones
Tapia de la Ribera
Bonella
Cubillas de Arbas