14
una piedra. No obstante, si cada
campana tiene su sonido, cada
campanero tiene su “mano”, sobre
todo a la hora de “repicar”, al igual
que cada pueblo, posee sus propios
“toques”.
En cuanto a los toques de índole
concejil, uno de los más peculiares
fue el de “nube” o “nublo”, con
el objeto de conjurar y ahuyentar
las tormentas, empleándose una
conocida regla nemotécnica que
marcaba el ritmo y que era como
sigue: “Tente nube / tente tú / que más puede / Dios que tú”. En algunos pueblos de
Omaña la campana se ponía boca arriba después de hacer este toque, amparándose en
la creencia de sus poderes casi mágicos, reforzados por la sacralidad del instrumento
y por la protección que suponía haber sido bendecida bajo alguna santa advocación,
especialmente la de Santa Bárbara. También en la comarca omañesa se tocaban con un
fin previsor, de modo que los primeros viernes desde marzo a mayo se hacían sonar antes
del amanecer. En Ferreras y Morriondo las Ordenanzas establecían que desde el primero
de marzo hasta el día de Nuestra Señora de Septiembre, cada vecino estaba obligado a
“tocar a truena” antes de que saliese el sol, con el objeto de proteger las cosechas.
Si los toques religiosos y de difuntos han permanecido en mayor número de casos,
aquellos que obedecían a la función social que determinaban los Concejos, se han ido
diluyendo en el silencio, en un silencio que también empieza a ser olvidado.
5. Juegos tradicionales
Los juegos son un mecanismo básico de la convivencia, bien sean infantiles, de
la adolescencia o de adultos. Todos tienen en común el divertimento, pero según los
periodos de la vida en que se practican, poseen, además, otras connotaciones. Los
infantiles implican un fuerte contenido educativo, desarrollo motriz, discriminación visual
y auditiva, actitudes coordinativas y afectividades, mientras que los de adolescencia
ofrecenmayor independencia y sometimiento al orden que representan las reglas, sentido
que habrá de prevalecer a lo largo de la vida para que el individuo se sienta integrado en
la sociedad a la que pertenece. Entre ellos se conocen la “resbaleta” sobre el hielo, el
“tirachinas”, la “gocha”, la “bigarda”, la “vaca choira”, la “xiostra”, el “molino”, el “gato”,
las “carreras de cintas”, la “cocha” y el “pinchón” que se practicaba en La Cepeda.
Los juegos de juventud, más competitivos,
se relacionan con la actitud, con la reafirmación
del individuo y su estatus dentro del esquema
social de los mozos. Los que son propios de los
adultos están vinculados al ocio, a los de carácter
deportivo y a la presencia de espectadores. No
obstante, algunos juegos son indistintos para
la juventud y los adultos, como los bolos, la
barra, el “tiragarrote” lacianiego, los naipes, el
La tarusa
Toque de campanas. Sueros de Cepeda