18
de paso” de la mocedad, festejo de los “misacantanos” y
comensalismo funerario.
Un segundo grupo lo constituyen las celebraciones
religiosas de santos locales y las fiestas patronales y
litúrgicas, pues era preceptiva una comida familiar con
asistencia de algunos invitados. En las romerías solían
hacerse comidas comunales, que en la montaña de Luna
y Babia se componía de chanfaina, caldereta o frite, aunque
lo habitual era que las familias formasen grupos en la campa
de la ermita. Tales ágapes se remataban con dulces, que según las
comarcas podían ser mazapanes, bizcochos, “brazos de gitano”,
“guerrifas”,
tartas
babianas,
perro-
nillas, retorcidos,
pastas de almen-
dra, “borrachines”,
frisuelos, arroz con
leche, “tortas fucha-
das”, “tortas de libros”,
“tortas de Benllera”, café y li-
cores, en los que no faltaba una caritativa asis-
tencia a los pobres, consistente en un plato de
la misma comida que se había preparado.
Un carácter de participación más generalizada tenían las convocatorias en las que se
incluían a todos los vecinos, sean las ofrecidas por la asistencia a
facenderas
, monterías
concejiles, en las “corderadas” o “machorras” con las que los pastores trashumantes invi-
taban a comer chanfaina y una caldereta de cordero a la comunidad, en correspondencia,
según la costumbre, por haber reconstruido el chozo pastoril antes de la llegada de las
ovejas merinas a los pastos de estas montañas, y en los festejos del Carnaval, durante el
que es costumbre comer “frisuelos”, “orejas” o “flores”. Más particulares eran las merien-
das o cenas que organizaba el mocerío cuando pedían aguinaldos o cuando se “entraba
de mozo”. Pero este antiguo comensalismo cada vez se reduce más a los meses de ve-
rano, coincidiendo con el regreso de los hijos ausentes del pueblo, para pasar las vaca-
ciones y disfrutar de las fiestas
patronales, de modo que esta
convocatoria únicamente tie-
ne un valor de confraterniza-
ción y agasajo. El resultado de
este comer en común refleja
una vez más la idiosincrasia
del pueblo, la versatilidad en
el cumplimiento del hecho
festivo y, cómo no, la riqueza
culinaria de los fogones tradi-
cionales.
Tarta babiana
Frite
Guerrifa
Mazapán