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Los instrumentos
característicos
de
Omaña, Luna, Babia,
Laciana y Alto Sil son
el pandero cuadrado,
la gaita de fole tipo
asturiano, el acor-
deón diatónico, el
acordeón de piano,
la
payetxa
-sartén de
mango largo percuti-
da con una llave gran-
de-, y la trompa de
Laciana, igualmente
conocida como “bi-
rimbao” o “guimbarda”, que hacían los
ferreirus
, aunque ésta y el acordeón se introduje-
ron a principios del siglo XX. En los valles de los ríos Torío y Bernesga, el redoblante, el
bombo y la dulzaina son los habituales, y en La Cepeda, el tamborín y la flauta de tres
agujeros.
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es el “son d´arriba”, también llamado, baile “chano” (llano), baile del “país”, “garrucha” o
del “pandero”. Es un baile tan antiguo como bello, que se interpreta siguiendo los toques
del pandero cuadrado y los “castañolones”. Sus movimientos se basan en un coordinado
juego de pies y braceo, bailado en pareja y en doble fila, que se remata con la “garrucha”
y la “maquila”, habitual en Babia, consistente en levantar a la pareja por la cintura al
final de cada mano de baile. En Laciana este baile se practicaba, hasta principios del siglo
GG R^] VPXcP PbcdaXP]P T] T[ `dT [Pb \^iPb RP]cPQP] h c^RPQP] T[ _P]STa^ 7PRXP ( &
aparece el acordeón, lo que provocó que no se cantase y que solo se utilizara el pandero.
En Babia, por ejemplo, la música era más frecuente con pandereta y acordeón.
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en círculo, alternando hombres y mujeres, que también fueron bailes, junto a la “danata”
y los “cojos de Riello”, de la comarca babiana.
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particular interpretación en el baile “llano” de La Robla y Benllera y en el baile “rastrero”
del pueblo de Las Omañas, es obligado citar las “jotas” de Laciana, Babia y Omaña,
bailadas a lo llano y al ritmo del pandero, aunque también con acordeón; el baile de los
“titos”, de ritmo corrido o ligero, que en el norte de León se conocen como “saltaos”,
|RPaTPSPb} h |QTaRXP]PSPb} T] T[ EP[[T 6^aS^ ^\P×Ïb X]ca^SdRXSPb _^a [^b bTVPS^aTb
bercianos. Tampoco faltaron los valses, grupo al que pertenecen las “vueltas” de Casares
de Arbas y el
rabadixio
o
rabudixío
de Laciana. A esta variedad, producto de la extensión
del territorio y de los localismos, hay que añadir otros bailes, como el “p´arriba corrido”
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Laciana, el “bolero” o “colero” y los bailes de salón. En definitiva, la música, el canto y los
bailes populares son actos de regocijo, de socialización, capaces de abstraer realidades
particulares para entrar en otras colectivas que tienen, a través de la interpretación,
Romería de Porcinero. Foto: Joaquín Alonso