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El valle de Sancenas
tensos procesos kársticos, es decir, la disolución de la
roca caliza por parte del agua, la cual adquiere cierto
carácter ácido al combinarse con el dióxido de carbono
de la atmósfera.
El agua pasa a circular por las grietas y fisuras del
terreno, haciendo que su tamaño aumente; la circula-
ción por el interior de la roca se hace cada vez mayor
y pronto se generan grutas, simas y otras estructuras
típicas de estos procesos. En superficie aparecen de-
presiones circulares cóncavas, similares a embudos,
conocidas como “dolinas”; se trata de puntos por los
que el agua se filtra hacia el subsuelo. Con el tiempo,
las dolinas crecen en profundidad y tamaño; cuando
dos o más se encuentran surge una “uvala”, caracteri-
zada por mostrar un relieve irregular, como ocurre en
el cercano paraje de las Vizarreas. El proceso avanza y
varias dolinas y uvalas pueden unirse abarcando una
amplia superficie. Poco a poco, la disolución elimina los
resaltes y el terreno pasa a ser llano, cubierto por una
capa de arcillas y otros residuos insolubles que pudie-
ran contener las calizas. Este tipo de superficie cerrada,
llana y rodeada por escarpes se denomina “poljé”. Las
arcillas depositadas sobre el valle son, junto a la persis-
tencia de neveros que aseguran el suministro de agua,
las responsables de la presencia de pastos abundantes,
incluso bien entrado el verano.
Además, en el valle de Sancenas un manantial ali-
menta a un arroyuelo que, tras un corto recorrido, se
sume al interior de la Tierra; ese punto, conocido como
sumidero o “pónor”, es un elemento frecuente en los
poljés.
Aparte de numerosas manifestaciones kársticas
ejemplares, en el valle de Sancenas pueden recono-
cerse evidencias de la presencia de grandes masas de
hielo durante la última glaciación. Un valle tan elevado
y extenso debió resultar óptimo para la acumulación de
nieve; era tanta la nieve que llegó a desbordarse hacia
los valles vecinos a traves de los collados. Como prue-
ba de ello, la ladera septentrional de la sierra, aquella
que media entre el valle de Sancenas y Genicera, está
cubierta por grandes “morrenas”, los depósitos de los
materiales arrastrados por los glaciares, sobre cuya su-
perficie aparecen dispersos numerosos bloques, gran-
des fragmentos de roca arrastrados por el hielo y aban-
donados sobre la superficie sin ningún tipo de orden,
tras remitir el hielo.
El arroyo de Sancenas se sume en las profundidades a través de
un sumidero o pónor.
La ladera septentrional de la sierra de Coto Calvo o Mediodía aparece cubierta por grandes morrenas.
Panorámica desde una de las morrenas. El suelo
aparece cubierto por numerosos bloques.