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ciente como para advertir que hay una identificación con el
lugar y la devoción, y que cada año la asistencia es un punto de
encuentro entre las distintas vecindades, otrora de vital impor-
tancia.
Todas ellas, aún en su modestia, tienen su grandeza. Las más
concurridas son la de
Carrasconte
, que se celebra en el mismo
lugar donde la leyenda dice que apareció la Virgen, motivo por
el que se levantó una ermita en el siglo XIV, que en el siglo
XVIII se convertiría en santuario con la construcción que hoy
se contempla, y que ha dado lugar al dicho:
Virxen de Carrasconte,
Carrascontina,
que´ntre Babia y Chaciana
t´hachas mitida
la de
Pandorado
, en Riello, recibe gran afluencia de gentes por
la exhibición de pendones en la procesión y por el desarrollo a
lo largo del día, de bailes regionales y deportes populares; la de
Nuestra Señora de las Manzanedas
tiene un fuerte atractivo
por el lugar donde se encuentra el santuario, construido en 1776
en el límite de los que fueron concejos de Alba y Gordón, sobre
un monasterio del siglo XI fundado por Alfonso III; y la de
Nuestra Señora de Camposagrado
es una permanencia en la
vida cotidiana y de rivalidad entre los ayuntamientos de
Rioseco de Tapia y Carrocera, hasta el extremo de tener el pue-
blo de Rioseco y el de Benllera, cada uno su propia puerta. El
lugar goza de una leyenda que se remonta a los tiempos de la
Reconquista, pues en uno de aquellos acosos bélicos de Don
Pelayo a los moros, recibió la iluminación de Santiago Apóstol
para vencer al enemigo en este rincón. Para ello hizo cavar trece
pozos en los que se metieron cincuenta hombres al mando del
capitán Colinas. A continuación, llamando la atención de las
huestes sarracenas, se batió en retirada para, con los hombres
apostados en los pozos, coger al infiel por la retaguardia y entre
dos frentes. Naturalmente, la escabechina fue mayúscula, razón
por la que este altiplano se llamó Camposagrado y el capitán
Colinas recibió el apellido de Tusinos después de que Don
Pelayo dijese aquello de:
“Tú sin nos los has vencido, y éste
será tu apellido”.
Además de las nombradas, se celebran otras muchas con
menos afluencia de público pero repletas de encanto, de las que
hacemos relación en el cuadro correspondiente.