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157.

duras, patatas y alguna legumbre entre la que destacó la lenteja

de Babia, han hecho posible la existencia de sabrosos pucheros

de caldos de berzas y guisantes,

berzas con cerrao

, garbanzos

de viernes, pote de fréjoles, pimientos asados, de los que son

famosos los procedentes de La Cepeda, y patatas viudas que,

acompañadas de

cheite con miachas

, tantas veces fueron el

argumento de la cena de estos montañeses.

Las necesidades nutritivas de pescado se sol-

ventaban con la trucha, abundante en estos

ríos, que se preparaba frita, guisada, con

patatas o en sopa, haciendo de la sopa

de trucha, uno de los platos más

característico y apetecible que se

pueden degustar en el valle de

Samario, próximo a la ribera del

Órbigo, y en el entorno de Riello.

Los pescados de mar fueron más

difíciles de obtener. Por ello, el número de platos tradicionales

es más reducido, pero no es óbice para dejar de comer bacalao

con arroz y patatas,

bacalao al pisto

en la zona de Gordón,

escabeche con bonito o

pulpo a feira

en Laciana.

Las carnes son una panacea en esta montaña. La abun-

dancia de ganados ha condicionado el tipo de plato tradicional

y, casi, la particularidad de su gastronomía.

De todas las carnes, la de cerdo ha sido la más consu-

mida. La celebración del

sanmartino

sigue suponiendo un

acontecimiento especial

que todos los años a partir

del 11 de noviembre, día

dedicado a san Martín, se

realiza en cada casa. La

matanza del cerdo ha sido

la garantía de un suminis-

tro de carne que se consu-

mió en fresco o curado,

formando parte de las car-

nes con las que se hace el

cocido omañés

,

babiano

y

gordonés

, cada uno con

sus promenores, o de

embutidos curados y ahu-

Foto: Cocido Omañés

Foto: Truchas con patatas