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blos y la propia naturaleza de la evolución de los aconteci-
mientos en el ámbito rural y de la tradición, ha llevado a esta-
blecer
otros festejos
que se están convirtiendo en costumbre y
no tardando, una vez que poseamos mayor dimensión temporal,
en componentes de la propia tradición.
Son fiestas de carácter social, nacidas de una emigra-
ción forzosa, que animan a la concentración anual para revivir
hechos del pasado y reforzar amistades.
La Fiesta de la
Mancomunidad de La Cepeda
. Villameca,el 25 de julio, y la
Romería del Reencuentro
en Mirantes de Luna, el 30 de julio,
son dos ejemplos. En esta última, el día anterior suele realizar
una
facendera
, para luego iniciar una fiesta consiste en una
misa de campaña, nombramiento de padrinos de la romería,
exhibición de perros mastines y carea, degustación de la
reguei -
fa
, baile, comida de hermandad, concurso de bolos y concurso
de baile de jota y baile
chano
. Una iniciativa que une a los veci-
nos de los pueblos que quedaron anegados entre 1951 y 1963,
por el pantano de Luna, distribuidos en un hermoso valle com-
puesto por las localidades de Miñera, Cosera, San Pedro de
Luna, Oblanca, Campo, Lagüelles, Láncara, Arévalo, Santa
Eulalia, Mirantes y Vega de Robledo. También quedaron bajo
sus aguas las ventas de Mallo, La Truva, La Canela, Casasola y
El Molinón.
La
Fiesta del Pastor
en Barrios de Luna, el segundo
domingo de septiembre, y el
Encuentro de las Siete Polas
cada
tres años en el mes de julio, persiguen un fin semejante.
Diferente es la
Fiesta de “Cuatro Valles”
, que tiene un funda-
mento de promoción de estas
comarcas, y que cada primer
domingo de agosto se celebra
en una localidad distinta de
estos valles. Y como prueba
de estas nuevas aportaciones
y de esa evolución de las cos-
tumbres, el
Concurso de
Arada y destreza en el
manejo de maquinaria agrí-
cola
, el 15 de mayo en Sueros
de Cepeda, es una muestra de
que los tiempos cambian.
Foto: Calderetas. Babia